Pablo, Apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios; a los santos
y fieles en Cristo Jesús que Están en Efeso:
2
Gracia a vosotros y paz, de parte de Dios nuestro Padre y del Señor
Jesucristo.
3
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos
ha bendecido en Cristo con toda Bendición espiritual en los lugares
celestiales.
4
Asimismo, nos Escogió en él desde antes de la Fundación
del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él.
5
En amor nos Predestinó por medio de Jesucristo para Adopción
como hijos suyos, Según el Beneplácito de su voluntad,
6
para la alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio gratuitamente en
el Amado.
7
En él tenemos Redención por medio de su sangre, el Perdón
de nuestras transgresiones, Según las riquezas de su gracia
8
que hizo sobreabundar para con nosotros en toda Sabiduría y entendimiento.
9
El nos ha dado a conocer el misterio de su voluntad, Según el
Beneplácito que se propuso en Cristo,
10
a manera de plan para el cumplimiento de los tiempos: que en Cristo sean
reunidas bajo una cabeza todas las cosas, tanto las que Están en los
cielos como las que Están en la tierra.
11
En él también recibimos herencia, habiendo sido predestinados
Según el Propósito de aquel que realiza todas las cosas conforme
al consejo de su voluntad,
12
para que nosotros, que primero hemos esperado en Cristo, seamos para la alabanza
de su gloria.
13
En él también vosotros, habiendo Oído la palabra de
verdad, el evangelio de vuestra Salvación, y habiendo Creído
en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo que Había
sido prometido,
14
quien es la Garantía de nuestra herencia para la Redención
de lo adquirido, para la alabanza de su gloria.
15
Por esta Razón, yo también, habiendo Oído de la fe que
tenéis en el Señor Jesús y de vuestro amor para con
todos los santos,
16
no ceso de dar gracias por vosotros, Recordándoos en mis oraciones.
17
Pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria,
os dé Espíritu de Sabiduría y de Revelación en
el pleno conocimiento de él;
18
habiendo sido iluminados los ojos de vuestro entendimiento, para que
Conozcáis Cuál es la esperanza a que os ha llamado, Cuáles
las riquezas de la gloria de su herencia en los santos,
19
y Cuál la inmensurable grandeza de su poder para con nosotros los
que creemos, conforme a la Operación del dominio de su fuerza.
20
Dios la Ejerció en Cristo cuando lo Resucitó de entre los muertos
y le hizo sentar a su diestra en los lugares celestiales,
21
por encima de todo principado, autoridad, poder, Señorío y
todo nombre que sea nombrado, no Sólo en esta edad sino también
en la venidera.
22
Aun todas las cosas las Sometió Dios bajo sus pies y le puso a él
por cabeza sobre todas las cosas para la iglesia,
23
la cual es su cuerpo, la plenitud de aquel que todo lo llena en todo.
En cuanto a vosotros, estabais muertos en vuestros delitos y pecados,
2
en los cuales anduvisteis en otro tiempo, conforme a la corriente de este
mundo y al Príncipe de la potestad del aire, el Espíritu que
ahora Actúa en los hijos de desobediencia.
3
En otro tiempo todos nosotros vivimos entre ellos en las pasiones de nuestra
carne, haciendo la voluntad de la carne y de la mente; y por naturaleza
éramos hijos de ira, como los Demás.
4
Pero Dios, quien es rico en misericordia, a causa de su gran amor con que
nos Amó,
5
aun estando nosotros muertos en delitos, nos dio vida juntamente con Cristo.
¡Por gracia sois salvos!
6
Y juntamente con Cristo Jesús, nos Resucitó y nos hizo sentar
en los lugares celestiales,
7
para mostrar en las edades venideras las superabundantes riquezas de su gracia,
por su bondad hacia nosotros en Cristo Jesús.
8
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros,
pues es don de Dios.
9
No es por obras, para que nadie se Gloríe.
10
Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para hacer las
buenas obras que Dios Preparó de antemano para que anduviésemos
en ellas.
11
Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en la carne,
erais llamados Incircuncisión por los de la llamada Circuncisión
que es hecha con mano en la carne.
12
Y acordaos de que en aquel tiempo estabais sin Cristo, apartados de la
Ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, estando
sin esperanza y sin Dios en el mundo.
13
Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos
habéis sido acercados por la sangre de Cristo.
14
Porque él es nuestra paz, quien de ambos nos hizo uno. El Derribó
en su carne la barrera de División, es decir, la hostilidad;
15
y Abolió la ley de los mandamientos formulados en ordenanzas, para
crear en Sí mismo de los dos hombres un solo hombre nuevo, haciendo
Así la paz.
16
También Reconcilió con Dios a ambos en un solo cuerpo, por
medio de la cruz, dando muerte en ella a la enemistad.
17
Y vino y Anunció las buenas nuevas: paz para vosotros que estabais
lejos y paz para los que estaban cerca,
18
ya que por medio de él, ambos tenemos acceso al Padre en un solo
Espíritu.
19
Por lo tanto, ya no sois extranjeros ni forasteros, sino conciudadanos de
los santos y miembros de la familia de Dios.
20
Habéis sido edificados sobre el fundamento de los Apóstoles
y de los profetas, siendo Jesucristo mismo la piedra angular.
21
En él todo el edificio, bien ensamblado, va creciendo hasta ser un
templo santo en el Señor.
22
En él también vosotros sois juntamente edificados para morada
de Dios en el Espíritu.
Por esta Razón yo Pablo, prisionero de Cristo Jesús a favor
de vosotros los gentiles...
2
Sin duda habéis Oído de la Administración de la gracia
de Dios que me ha sido conferida en vuestro beneficio.
3
Por Revelación me fue dado a conocer este misterio, como antes lo
he escrito brevemente.
4
Por tanto, leyéndolo, podréis entender Cuál es mi
Comprensión en el misterio de Cristo.
5
En otras generaciones, no se dio a conocer este misterio a los hijos de los
hombres, como ha sido revelado ahora a sus santos Apóstoles y profetas
por el Espíritu,
6
a saber: que en Cristo Jesús los gentiles son coherederos, incorporados
en el mismo cuerpo y Copartícipes de la promesa por medio del evangelio.
7
De éste llegué a ser ministro, conforme a la Dádiva
de la gracia de Dios que me ha sido conferida, Según la Acción
de su poder.
8
A Mí, que soy menos que el menor de todos los santos, me ha sido conferida
esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables
riquezas de Cristo
9
y para aclarar a todos Cuál es la Administración del misterio
que desde la eternidad Había estado escondido en Dios, quien Creó
todas las cosas.
10
Todo esto es para que ahora sea dada a conocer, por medio de la iglesia,
la multiforme Sabiduría de Dios a los principados y las autoridades
en los lugares celestiales,
11
conforme al Propósito eterno que Realizó en Cristo Jesús,
nuestro Señor.
12
En él tenemos libertad y acceso a Dios con confianza, por medio de
la fe en él.
13
Por tanto, os pido que no os desaniméis por mis tribulaciones a vuestro
favor, pues ellas son vuestra gloria.
14
Por esta Razón doblo mis rodillas ante el Padre,
15
de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra,
16
a fin de que, conforme a las riquezas de su gloria, os conceda ser fortalecidos
con poder por su Espíritu en el hombre interior;
17
para que Cristo habite en vuestros corazones por medio de la fe; de modo
que, siendo arraigados y fundamentados en amor,
18
Seáis plenamente capaces de comprender, junto con todos los santos,
Cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad,
19
y de conocer el amor de Cristo que sobrepasa todo conocimiento; para que
Así Seáis llenos de toda la plenitud de Dios.
20
Y a aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho Más
abundantemente de lo que pedimos o pensamos, Según el poder que
Actúa en nosotros,
21
a él sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús, por todas
las generaciones de todas las edades, para siempre. Amén.
Por eso yo, prisionero en el Señor, os exhorto a que andéis
como es digno del llamamiento con que fuisteis llamados:
2
con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, Soportándoos los unos
a los otros en amor;
3
procurando con diligencia guardar la unidad del Espíritu en el
Vínculo de la paz.
4
Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, Así como habéis
sido llamados a una sola esperanza de vuestro llamamiento.
5
Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo,
6
un solo Dios y Padre de todos, quien es sobre todos, a través de todos
y en todos.
7
Sin embargo, a cada uno de nosotros le ha sido conferida la gracia conforme
a la medida de la Dádiva de Cristo.
8
Por esto dice: Subiendo a lo alto, Llevó cautiva la cautividad y dio
dones a los hombres.
9
Pero esto de que Subió, ¿qué quiere decir, a menos que
hubiera descendido también a las partes Más bajas de la tierra?
10
El que Descendió es el mismo que también Ascendió por
encima de todos los cielos, para llenarlo todo.
11
Y él mismo Constituyó a unos Apóstoles, a otros profetas,
a otros evangelistas, y a otros pastores y maestros,
12
a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la
Edificación del cuerpo de Cristo,
13
hasta que todos alcancemos la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo
de Dios, hasta ser un hombre de plena madurez, hasta la medida de la estatura
de la plenitud de Cristo.
14
Esto, para que ya no seamos niños, sacudidos a la deriva y llevados
a dondequiera por todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que
para engañar, emplean con astucia las artimañas del error;
15
sino que, siguiendo la verdad con amor, crezcamos en todo hacia aquel que
es la cabeza: Cristo.
16
De parte de él todo el cuerpo, bien concertado y entrelazado por la
Cohesión que aportan todas las coyunturas, recibe su crecimiento de
acuerdo con la actividad proporcionada a cada uno de los miembros, para ir
Edificándose en amor.
17
Esto digo e insisto en el Señor: que no os Conduzcáis Más
como se conducen los gentiles, en la vanidad de sus mentes,
18
teniendo el entendimiento entenebrecido, alejados de la vida de Dios por
la ignorancia que hay en ellos, debido a la dureza de su Corazón.
19
Una vez perdida toda sensibilidad, se entregaron a la sensualidad para cometer
ávidamente toda clase de impurezas.
20
Pero vosotros no habéis aprendido Así a Cristo,
21
si en verdad le habéis Oído y habéis sido enseñados
en él, Así como la verdad Está en Jesús.
22
Con respecto a vuestra antigua manera de vivir, despojaos del viejo hombre
que Está viciado por los deseos engañosos;
23
pero renovaos en el Espíritu de vuestra mente,
24
y Vestíos del nuevo hombre que ha sido creado a semejanza de Dios
en justicia y santidad de verdad.
25
Por lo tanto, habiendo dejado la mentira, hablad la verdad cada uno con su
Prójimo, porque somos miembros los unos de los otros.
26
Enojaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo,
27
ni deis lugar al diablo.
28
El que robaba no robe Más, sino que trabaje esforzadamente, haciendo
con sus propias manos lo que es bueno, para tener qué compartir con
el que tenga necesidad.
29
Ninguna palabra obscena salga de vuestra boca, sino la que sea buena para
Edificación Según sea necesaria, para que imparta gracia a
los que oyen.
30
Y no Entristezcáis al Espíritu Santo de Dios en quien fuisteis
sellados para el Día de la Redención.
31
Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritos y calumnia,
junto con toda maldad.
32
Más bien, sed bondadosos y misericordiosos los unos con los otros,
Perdonándoos unos a otros, como Dios también os Perdonó
a vosotros en Cristo.
Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo.
2
Honra a tu padre y a tu madre (que es el primer mandamiento con promesa)
3
para que te vaya bien y vivas largo tiempo sobre la tierra.
4
Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos
en la disciplina y la Instrucción del Señor.
5
Siervos, obedeced a los que son vuestros amos en la tierra con temor y temblor,
con sinceridad de Corazón, como a Cristo;
6
no sirviendo Sólo cuando se os esté mirando, como los que quieren
quedar bien con los hombres, sino como siervos de Cristo, haciendo la voluntad
de Dios con ánimo.
7
Servid de buena voluntad, como al Señor, no como a los hombres,
8
sabiendo que el bien que haga cada uno, eso Recibirá de parte del
Señor, sea siervo o libre.
9
Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas; porque
sabéis que el mismo Señor de ellos y vuestro Está en
los cielos, y que no hay Distinción de personas delante de él.
10
Por lo Demás, fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza.
11
Vestíos de toda la armadura de Dios, para que Podáis hacer
frente a las intrigas del diablo;
12
porque nuestra lucha no es contra sangre ni carne, sino contra principados,
contra autoridades, contra los gobernantes de estas tinieblas, contra
Espíritus de maldad en los lugares celestiales.
13
Por esta causa, tomad toda la armadura de Dios, para que Podáis resistir
en el Día malo, y después de haberlo logrado todo, quedar firmes.
14
Permaneced, pues, firmes, ceñidos con el Cinturón de la verdad,
vestidos con la coraza de justicia
15
y calzados vuestros pies con la Preparación para proclamar el evangelio
de paz.
16
Y sobre todo, armaos con el escudo de la fe con que podréis apagar
todos los dardos de fuego del maligno.
17
Tomad también el casco de la Salvación y la espada del
Espíritu, que es la palabra de Dios,
18
orando en todo tiempo en el Espíritu con toda Oración y ruego,
vigilando con toda perseverancia y ruego por todos los santos.
19
Y también orad por Mí, para que al abrir la boca me sean conferidas
palabras para dar a conocer con confianza el misterio del evangelio,
20
por el cual soy embajador en cadenas; a fin de que por ello yo hable con
Valentía, como debo hablar.
21
Ahora bien, para que también vosotros Sepáis Cómo me
va y qué estoy haciendo, todo os Informará Tíquico,
hermano amado y fiel ministro en el Señor.
22
Por esto mismo, os lo he enviado para que Sepáis lo tocante a nosotros
y para que él anime vuestros corazones.
23
Paz sea a los hermanos, y amor con fe, de parte de Dios Padre y del Señor
Jesucristo.
24
La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con
amor incorruptible.