¡Oh, que él me besara con los besos de su boca! Mejor que el
vino es tu amor.
3
Tu nombre es como perfume derramado; por el olor de tu suave perfume las
Jóvenes se enamoran de ti.
4
Atráeme en pos de ti. ¡Corramos! El rey me ha llevado a sus
habitaciones. Nos gozaremos y nos alegraremos contigo. Nos acordaremos de
tu amor Más que del vino. Con Razón te aman.
5
Soy morena y bella, oh hijas de Jerusalén. Soy como las tiendas en
Quedar o como los pabellones de Salomón.
6
No os fijéis en que soy morena, pues el sol me Bronceó. Los
hijos de mi madre se enojaron contra Mí y me pusieron a cuidar
viñas. ¡Y mi propia viña no cuidé!
7
Hazme saber, oh amado de mi alma, Dónde Pastorearás; Dónde
Harás recostar el rebaño al Mediodía, para que yo no
ande errante tras los rebaños de tus compañeros.
8
Si no lo sabes, oh la Más hermosa de las mujeres, sigue las huellas
del rebaño y apacienta tus cabritas cerca de las cabañas de
los pastores.
9
A mi yegua, entre los carros del Faraón, te he comparado, oh amada
Mía.
10
¡Qué bellas son tus mejillas entre tus aretes, y tu cuello entre
los collares!
11
Te haremos aretes de oro con engastes de plata.
12
Cuando el rey estaba en su Diván, mi nardo Liberó su fragancia.
13
Mi amado se parece a un manojito de mirra, que duerme entre mis pechos.
14
Mi amado se parece a un racimo de flores de alheña de las viñas
de En-guedi.
15
¡Qué bella eres, oh amada Mía! ¡Qué bella
eres! Tus ojos son como de palomas.
16
¡Qué bello y dulce eres Tú, oh amado Mío! Nuestra
cama es frondosa,
17
las vigas de nuestra casa son los cedros, y nuestros artesonados son los
cipreses.
Como un lirio entre los cardos es mi amada entre las Jóvenes.
3
Como un manzano entre los árboles del bosque es mi amado entre los
Jóvenes. Me agrada sentarme bajo su sombra; su fruto es dulce a mi
paladar.
4
El me lleva a la sala del banquete, y su bandera sobre Mí es el amor.
5
¡Oh, agasajadme con pasas, refrescadme con manzanas, porque estoy enferma
de amor!
6
Su brazo izquierdo Está debajo de mi cabeza, y su derecho me abraza.
7
¡Juradme, oh hijas de Jerusalén, por las ciervas y por las gacelas
del campo, que no despertaréis ni provocaréis el amor, hasta
que quiera!
8
¡La voz de mi amado! El viene saltando sobre los montes, brincando sobre
las colinas.
9
Mi amado es como un venado o un cervatillo. ¡Mirad! Está Detrás
de nuestra cerca, mirando por las ventanas, atisbando por las Celosías.
10
Mi amado Habló y me dijo: "¡Levántate, oh amada Mía!
¡Oh hermosa Mía, sal!
11
Ya ha pasado el invierno, la Estación de la lluvia se ha ido.
12
Han brotado las flores en la tierra. El tiempo de la Canción ha llegado,
y de nuevo se escucha la Tórtola en nuestra tierra.
13
La higuera ha echado higos, y despiden fragancia las vides en flor.
¡Levántate, oh amada Mía! ¡Oh hermosa Mía,
ven!"
14
Palomita Mía, que te escondes en las hendijas de la peña y
en los sitios secretos de las terrazas: Déjame ver tu figura; hazme
Oír tu voz. Porque dulce es tu voz y preciosa tu figura.
15
Atrapadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las
viñas, pues nuestras viñas Están en flor.
16
¡Mi amado es Mío, y yo soy suya! El apacienta entre los lirios
17
hasta que raye el alba, y huyan las sombras. ¡Vuelve, oh amado Mío!
Sé semejante al venado o al cervatillo sobre los montes de las especias.
De noche, sobre mi cama, buscaba al que ama mi alma. Lo busqué, pero
no lo hallé.
2
Pensé: "Me levantaré e iré por la ciudad, por las calles
y las plazas, buscando al que ama mi alma." Lo busqué, pero no lo
hallé.
3
Me encontré con los guardias que rondan la ciudad, y les pregunté:
"¿Habéis visto al que ama mi alma?"
4
Tan pronto como pasé de Allí, hallé al que ama mi alma.
Me Prendí de él y no lo solté, hasta que lo traje a
la casa de mi madre, a la Habitación de la que me Concibió.
5
¡Juradme, oh hijas de Jerusalén, por las ciervas y por las gacelas
del campo, que no despertaréis ni provocaréis el amor, hasta
que quiera!
6
¿Quién es aquella que viene del desierto como columna de humo,
perfumada con mirra, incienso y todo polvo de mercader?
7
¡Mirad! Es la litera de Salomón. Sesenta valientes la rodean,
de los Más fuertes de Israel.
8
Todos ellos ciñen espadas y son diestros en la guerra. Cada uno lleva
espada al cinto por causa de los temores de la noche.
9
El rey Salomón se hizo una carroza de madera del Líbano.
10
Sus columnas eran de plata, su respaldo de oro, su asiento de Púrpura;
y su interior fue decorado con amor por las hijas de Jerusalén.
11
Salid, oh hijas de Sion, y ved al rey Salomón con la diadema con que
le Ciñó su madre en el Día de sus bodas, el Día
en que se Regocijó su Corazón.
¡Qué bella eres, oh amada Mía! ¡Que bella eres! Tus
ojos son como de palomas, mirando a través de tu velo. Tus cabellos
son como manada de cabritos que se deslizan por las laderas de Galaad.
2
Tus dientes son como rebaños de ovejas trasquiladas que suben del
lavadero: que todas tienen mellizos, y ninguna hay sin Cría.
3
Tus labios son como hilo de grana, y tu boca es bella. Tus mejillas parecen
mitades de granada, a través de tu velo.
4
Tu cuello es como la torre de David, edificada para Armería: Mil escudos
Están colgados en ella, todos escudos de valientes.
5
Tus dos pechos son como dos venaditos, mellizos de gacela, que se apacientan
entre lirios.
6
Me iré al monte de la mirra y a la colina del incienso, hasta que
raye el alba y huyan las sombras.
7
Eres toda bella, oh amada Mía, y en ti no hay defecto.
8
¡Ven conmigo del Líbano! ¡Oh novia Mía, ven del
Líbano! Desciende de las cumbres del Amana, desde las cumbres del
Senir y del Hermón, desde las guaridas de los leones y desde los montes
de los leopardos.
9
¡Prendiste mi Corazón, oh hermana y novia Mía! Prendiste
mi Corazón con un solo gesto de tus ojos, con una sola cuenta de tus
collares.
10
¡Cuán dulces son tus caricias, oh hermana y novia Mía!
Tus caricias son mejores que el vino. El olor de tus perfumes es superior
al de las especias Aromáticas.
11
Tus labios destilan miel como panal. Oh novia Mía, miel y leche hay
debajo de tu lengua. Y la fragancia de tus vestidos es como la fragancia
del Líbano.
12
Un Jardín cerrado es mi hermana y novia, un Jardín cerrado,
un manantial sellado.
13
Tus plantas son un huerto de granados con exquisito fruto. Hay alheñas
y nardos;
14
nardos, Azafrán, Cálamo, canela, plantas de incienso, mirra,
áloe, con todas las mejores variedades de especias.
15
¡Es un manantial cercado de jardines, un pozo de aguas vivas que corren
del Líbano!
16
¡Levántate, oh Aquilón! ¡Ven, oh Austro! Soplad en
mi Jardín, y despréndanse sus aromas. Venga mi amado a su huerto
y coma de su exquisito fruto.
He venido a mi huerto, oh hermana y novia Mía. He recogido mi mirra
y mi perfume. He comido mi panal y mi miel; he bebido mi vino y mi leche.
¡Comed, oh amigos! ¡Bebed, oh amados! ¡Bebed en abundancia!
2
Yo Dormía, pero mi Corazón estaba despierto, y Oí a
mi amado que tocaba a la puerta y llamaba: "Abreme, hermana Mía, amada
Mía, paloma Mía, perfecta Mía; porque mi cabeza Está
llena de Rocío y mis cabellos Están mojados con las gotas de
la noche."
3
Ya me Había desvestido; ¿Cómo me iba a volver a vestir?
Había lavado mis pies; ¿Cómo iba a volverlos a ensuciar?
4
Mi amado Metió su mano por el agujero de la puerta, y mi Corazón
se Conmovió a causa de él.
5
Entonces me levanté para abrir a mi amado, y mis manos gotearon perfume
de mirra. Mis dedos gotearon mirra sobre la manecilla del cerrojo.
6
Abrí a mi amado, pero mi amado se Había ido; Había
desaparecido. Se me Salía el alma, cuando él hablaba. Lo
busqué, pero no lo hallé; lo llamé, pero no me
Respondió.
7
Me encontraron los guardias que rondan la ciudad; me golpearon y me hirieron.
Me despojaron de mi manto los guardias de las murallas.
8
Juradme, oh hijas de Jerusalén, que si Halláis a mi amado,
le diréis que estoy enferma de amor.
9
¿Qué tiene tu amado que no tenga cualquier otro amado, oh la
Más hermosa de todas las mujeres? ¿Qué tiene tu amado
Más que cualquier otro amado, para que nos hagas jurar Así?
10
Mi amado es blanco y sonrosado; sobresale entre diez mil.
11
Su cabeza es oro fino. Sus cabellos son ondulados, negros como el cuervo.
12
Sus ojos son como palomas junto a los arroyos de aguas, bañados en
leche y sentados sobre engastes.
13
Sus mejillas son como Almácigos de especias Aromáticas, que
exhalan perfumes. Sus labios son como lirios que despiden penetrante aroma.
14
Sus manos son como barras de oro engastadas con Crisólitos. Su vientre
es como una plancha de marfil, recubierta con zafiros.
15
Sus piernas son como columnas de Mármol cimentadas sobre bases de
oro. Su figura es como el Líbano, escogido como los cedros.
16
Su paladar es Dulcísimo; ¡todo él es deseable! Así
es mi amado y Así es mi amigo, oh hijas de Jerusalén.
¿A Dónde se ha ido tu amado, oh la Más hermosa de todas
las mujeres? Dinos en qué Dirección se fue, y lo buscaremos
contigo.
2
Mi amado Descendió a su huerto, al Almácigo de las especias,
para apacentar en los jardines y para recoger los lirios.
3
¡Yo soy de mi amado, y mi amado es Mío! El apacienta entre los
lirios.
4
¡Qué bella eres, oh amada Mía! Eres como Tirsa, atractiva
como Jerusalén e imponente como ejércitos abanderados.
5
Aparta de Mí tus ojos, porque ellos me doblegan. Tu cabello es como
manada de cabras que se deslizan por las laderas de Galaad.
6
Tus dientes son como rebaños de ovejas que suben del lavadero: que
todas tienen mellizos, y ninguna hay sin Cría.
7
Tus mejillas parecen mitades de granada, a través de tu velo.
8
Hay sesenta reinas, ochenta concubinas y un Sinnúmero de Jóvenes
mujeres.
9
¡Pero una sola es mi paloma, mi perfecta! Ella es la única hija
de su madre, quien la considera predilecta. La ven las mujeres y la llaman:
"Bienaventurada." Las reinas y las concubinas la alaban diciendo:
10
"¿Quién es aquella que raya como el alba y es bella como la luna,
radiante como el sol e imponente como ejércitos abanderados?"
11
Al huerto de los nogales Descendí, para ver los retoños del
valle, para ver si las vides ya han florecido; si han brotado los granados.
12
Y antes que me diese cuenta, mi alma me puso sobre los carros de mi generoso
pueblo.
13
¡Vuelve, vuelve, oh Sulamita! ¡Vuelve, vuelve; queremos mirarte!
¿Qué habréis de observar en la Sulamita, cuando danza
en medio de los dos campamentos?
¡Qué bien lucen tus pies con las sandalias, oh hija de nobles!
Los contornos de tus muslos son como joyas, obra de las manos de un artista.
2
Tu ombligo es como una copa redonda a la que no le falta el vino Aromático.
Tu vientre es como un Montón de trigo rodeado de lirios.
3
Tus dos pechos son como dos venaditos, mellizos de gacela.
4
Tu cuello es como torre de marfil. Tus ojos son como los estanques en
Hesbón, en la puerta de Bat-rabim. Tu nariz es como la torre del
Líbano, que mira hacia Damasco.
5
Tu cabeza es como el Carmelo, y tu cabellera es como Púrpura real
aprisionada en trenzas.
6
¡Qué bella y dulce eres, oh amor deleitoso!
7
Tu talle es como una palmera, y tus pechos como racimos de Dátiles.
8
Pensé: "¡Subiré a la palmera y me prenderé de sus
racimos!" ¡Sean tus pechos como racimos de uvas, y la fragancia de tu
boca como de manzanas!
9
Tu paladar es como el buen vino que corre suavemente hacia el amado y fluye
por los labios de los que se duermen.
10
¡Yo soy de mi amado, y él me desea con ardor!
11
Ven, oh amado Mío, vayamos al campo. Alojémonos en las aldeas;
12
madruguemos para ir a las viñas. Veamos si han florecido las vides,
si se han abierto sus botones, o si han brotado los granados. ¡Allí
te daré mi amor!
13
Las Mandrágoras ya despiden su fragancia, y a nuestras puertas hay
toda clase de frutas selectas: tanto frescas como secas que he guardado para
ti, oh amado Mío.
¡Oh, Cómo quisiera que fueses mi hermano, que Mamó los
pechos de mi madre! Así, al encontrarte afuera, yo te Besaría
sin que nadie me menospreciara.
2
Yo te Llevaría y te Metería en la casa de mi madre, y Tú
me Enseñarías. Y yo te Haría beber vino Aromático
y jugo de granadas.
3
Su brazo izquierdo Está debajo de mi cabeza, y su derecho me abraza.
4
¡Juradme, oh hijas de Jerusalén, que no despertaréis ni
provocaréis el amor, hasta que quiera!
5
¿Quién es ésta que sube del desierto, recostada sobre
su amado? Debajo de un manzano te desperté; Allí donde tu madre
tuvo dolores, Allí donde tuvo dolores la que te dio a luz.
6
Ponme como sello sobre tu Corazón, como sello sobre tu brazo. Porque
fuerte como la muerte es el amor; inconmovible como el Seol es la Pasión.
Sus brasas son brasas de fuego; es como poderosa llama.
7
Las poderosas aguas no pueden apagar el amor, ni lo pueden anegar los Ríos.
Si el hombre diese todas las riquezas de su casa para comprar el amor, de
cierto lo Despreciarían.
8
Tenemos una hermana pequeña que Todavía no tiene pechos.
¿Qué haremos de nuestra hermana cuando de ella se empiece a hablar?
9
Si ella es muralla, edificaremos sobre ella torreones de plata. Si ella es
puerta, la recubriremos con paneles de cedro.
10
Yo soy muralla, y mis pechos son torreones. Entonces llegué a ser
a sus ojos como quien encuentra paz.
11
Salomón tuvo una viña en Baal-Hamón, la cual Entregó
al cuidado de guardias: Cada uno de ellos Debía traer mil piezas de
plata por su fruto.
12
¡Pero mi viña Está delante de Mí! Las mil piezas
sean para ti, oh Salomón, y doscientas para los que guardan su fruto.
13
¡Oh Tú que habitas en los jardines, mis compañeros desean
escuchar tu voz! ¡Déjame Oírla!
14
¡Escápate, oh amado Mío! Sé semejante al venado
o al cervatillo sobre los montes de las especias.