El principio del evangelio de Jesucristo, el Hijo de Dios.
2
Como Está escrito en el profeta Isaías: He Aquí Envío
mi mensajero delante de ti, quien Preparará tu camino.
3
Voz del que proclama en el desierto: "Preparad el camino del Señor;
enderezad sus sendas."
4
Así Juan el Bautista Apareció en el desierto predicando el
bautismo del arrepentimiento para Perdón de pecados.
5
Y Salía a él toda la provincia de Judea y todos los de
Jerusalén; y eran bautizados por él en el Río Jordán,
confesando sus pecados.
6
Juan estaba vestido de pelo de camello y con un cinto de cuero a la cintura,
y Comía langostas y miel silvestre.
7
Y predicaba diciendo: "Viene tras Mí el que es Más poderoso
que yo, a quien no soy digno de desatar, agachado, la correa de su calzado.
8
Yo os he bautizado en agua, pero él os Bautizará en el
Espíritu Santo."
9
Aconteció en aquellos Días que Jesús vino de Nazaret
de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán.
10
Y en seguida, mientras Subía del agua, vio que los cielos se Abrían
y que el Espíritu Descendía sobre él como paloma.
11
Y vino una voz desde el cielo: "Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo
complacencia."
12
En seguida, el Espíritu le Impulsó al desierto,
13
y estuvo en el desierto cuarenta Días, siendo tentado por Satanás.
Estaba con las fieras, y los ángeles le Servían.
14
Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando
el evangelio de Dios,
15
y diciendo: "El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado.
¡Arrepentíos y creed en el evangelio!"
16
Y pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés hermano
de Simón, echando la red en el mar; porque eran pescadores.
17
Jesús les dijo: "Venid en pos de Mí, y os haré pescadores
de hombres."
18
De inmediato dejaron sus redes y le siguieron.
19
Al ir un poco Más adelante, vio a Jacobo hijo de Zebedeo y a su hermano
Juan. Ellos estaban en su barca arreglando las redes.
20
En seguida les Llamó; y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca
junto con los jornaleros, se fueron en pos de él.
21
Entraron en Capernaúm. Y en seguida, entrando él en la sinagoga
los Sábados, enseñaba.
22
Y se asombraban de su enseñanza, porque les enseñaba como quien
tiene autoridad y no como los escribas.
23
Y en ese momento un hombre con Espíritu inmundo estaba en la sinagoga
de ellos, y Exclamó
24
diciendo: --¿Qué tienes con nosotros, Jesús de Nazaret?
¿Has venido para destruirnos? Sé quién eres: ¡el
Santo de Dios!
25
Jesús le Reprendió diciendo: --¡Cállate y sal de
él!
26
Y el Espíritu inmundo lo Sacudió con violencia, Clamó
a gran voz y Salió de él.
27
Todos se maravillaron, de modo que Discutían entre Sí diciendo:
--¿Qué es esto? ¡Una nueva doctrina con autoridad! Aun a
los Espíritus inmundos él manda, y le obedecen.
28
Y pronto se Extendió su fama por todas partes, en toda la Región
alrededor de Galilea.
29
En seguida, cuando salieron de la sinagoga, fueron con Jacobo y Juan a la
casa de Simón y Andrés.
30
La suegra de Simón estaba en cama con fiebre; y de inmediato le hablaron
de ella.
31
El se Acercó a ella, la Tomó de la mano y la Levantó.
Y le Dejó la fiebre, y ella Comenzó a servirles.
32
Al atardecer, cuando se puso el sol, le Traían todos los enfermos
y los endemoniados.
33
Toda la ciudad estaba reunida a la puerta.
34
Y él Sanó a muchos que Padecían de diversas enfermedades
y Echó fuera muchos demonios. Y no Permitía a los demonios
hablar, porque le Conocían.
35
Habiéndose levantado muy de madrugada, Todavía de noche,
Jesús Salió y se fue a un lugar desierto y Allí oraba.
36
Simón y sus compañeros fueron en busca de él.
37
Le encontraron y le dijeron: --Todos te buscan.
38
El les Respondió: --Vamos a otra parte, a los pueblos vecinos, para
que predique también Allí; porque para esto he venido.
39
Y fue predicando en las sinagogas de ellos en toda Galilea, y echando fuera
los demonios.
40
Y vino a él un leproso Implorándole, y de rodillas le dijo:
--Si quieres, puedes limpiarme.
41
Jesús, movido a Compasión, Extendió la mano, le Tocó
y le dijo: --Quiero; sé limpio.
42
Y al instante Desapareció la lepra de él, y Quedó limpio.
43
En seguida, le Despidió después de amonestarle
44
y le dijo: --Mira, no digas nada a nadie. Más bien vé,
muéstrate al sacerdote y ofrece lo que Mandó Moisés
en cuanto a tu Purificación, para testimonio a ellos.
45
Pero cuando Salió, él Comenzó a proclamar y a difundir
mucho el hecho, de modo que Jesús ya no Podía entrar abiertamente
en ninguna ciudad, sino que se quedaba afuera en lugares despoblados. Y
Venían a él de todas partes.
Cuando él Entró otra vez en Capernaúm después
de algunos Días, se Oyó que estaba en casa.
2
Muchos acudieron a él, de manera que ya no Cabían ni ante la
puerta; y él les hablaba la palabra.
3
Entonces vinieron a él trayendo a un Paralítico cargado por
cuatro.
4
Y como no Podían acercarlo a él debido al Gentío, destaparon
el techo donde Jesús estaba, y después de hacer una abertura
bajaron la camilla en que el Paralítico estaba recostado.
5
Y viendo Jesús la fe de ellos, dijo al Paralítico: --Hijo,
tus pecados te son perdonados.
6
Algunos de los escribas estaban sentados Allí y razonaban en sus
corazones:
7
--¿Por qué habla éste Así? ¡Blasfema!
¿Quién puede perdonar pecados, sino uno solo, Dios?
8
De inmediato Jesús, Dándose cuenta en su Espíritu de
que razonaban Así dentro de Sí mismos, les dijo: --¿Por
qué Razonáis Así en vuestros corazones?
9
¿Qué es Más Fácil, decir al Paralítico:
"Tus pecados te son perdonados"; o decirle: "Levántate, toma tu camilla
y anda"?
10
Pero para que Sepáis que el Hijo del Hombre tiene autoridad para perdonar
pecados en la tierra--dijo al Paralítico--:
11
A ti te digo, ¡Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa!
12
Y se Levantó, y en seguida Tomó su camilla y Salió en
presencia de todos, de modo que todos se asombraron y glorificaron a Dios,
diciendo: --¡Jamás hemos visto cosa semejante!
13
Jesús Salió otra vez junto al mar, y toda la gente Venía
a él, y él les enseñaba.
14
Y pasando, vio a Leví hijo de Alfeo, sentado en el lugar de los tributos
Públicos, y le dijo: "Sígueme." Y Levantándose, le
Siguió.
15
Sucedió que, estando Jesús sentado a la mesa en casa de Leví,
muchos publicanos y pecadores estaban también sentados a la mesa con
Jesús y sus Discípulos, porque eran muchos y le Habían
seguido.
16
Y cuando los escribas de los fariseos le vieron comer con los pecadores y
publicanos, Decían a sus Discípulos: --¿Por qué
come con los publicanos y pecadores?
17
Al Oírlo, Jesús les dijo: --Los sanos no tienen necesidad de
médico, sino los que Están enfermos. No he venido para llamar
a justos, sino a pecadores.
18
Los Discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando. Fueron a
Jesús y le dijeron: --¿Por qué ayunan los Discípulos
de Juan y los Discípulos de los fariseos, pero tus Discípulos
no ayunan?
19
Jesús les dijo: --¿Acaso pueden ayunar los que Están de
bodas mientras el novio Está con ellos? Entretanto que tienen al novio
con ellos, no pueden ayunar.
20
Pero Vendrán Días cuando el novio les Será quitado.
Entonces, en aquel Día Ayunarán.
21
Nadie pone parche de tela nueva en vestido viejo. De otra manera, el parche
nuevo tira del viejo, y la rotura se hace peor.
22
Ni nadie echa vino nuevo en odres viejos. De otra manera, el vino rompe los
odres, y se pierde el vino, y también los odres. Más bien,
el vino nuevo se echa en odres nuevos.
23
Aconteció que Jesús pasaba por los sembrados en Sábado,
y sus Discípulos se pusieron a caminar arrancando espigas.
24
Los fariseos le Decían: --Mira, ¿por qué hacen en los
Sábados lo que no es Lícito?
25
Y él les dijo: --¿Nunca habéis Leído qué
hizo David cuando tuvo necesidad y Pasó hambre él y los que
estaban con él;
26
Cómo Entró en la casa de Dios, siendo Abiatar sumo sacerdote,
y Comió los panes de la Presencia, y aun dio a los que estaban con
él; cosa que no es Lícito comer, salvo a los sacerdotes?
27
--También les dijo--: El Sábado fue hecho para el hombre, y
no el hombre para el Sábado.
28
Así que el Hijo del Hombre es Señor también del
Sábado.
Entró otra vez en la sinagoga, y estaba Allí un hombre que
Tenía la mano paralizada.
2
Y estaban al acecho a ver si le Sanaría en Sábado, a fin de
acusarle.
3
Entonces dijo al hombre que Tenía la mano paralizada: --¡Ponte
de pie en medio!
4
Y a ellos les dijo: --¿Es Lícito en Sábado hacer bien
o hacer mal? ¿Salvar la vida o matar? Pero ellos callaban.
5
Y Mirándolos en derredor con enojo, dolorido por la dureza de sus
corazones, dijo al hombre: --Extiende tu mano. Y la Extendió, y su
mano le fue restaurada.
6
Los fariseos salieron en seguida, junto con los herodianos, y tomaron consejo
contra él, Cómo destruirlo.
7
Jesús se Apartó con sus Discípulos al mar, y le Siguió
una gran multitud de gente procedente de Galilea. Y de Judea,
8
de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, y de los
alrededores de Tiro y Sidón una gran multitud vino a él, porque
Habían Oído de las grandes cosas que Hacía.
9
Y Jesús dijo a sus Discípulos que siempre tuviesen lista una
barca a causa del Gentío, para que no lo apretujaran;
10
porque Había sanado a muchos, de modo que le Caían encima todos
cuantos Tenían plagas, para tocarlo.
11
Y los Espíritus inmundos, siempre que le Veían, se postraban
delante de él y gritaban diciendo: "¡Tú eres el Hijo de
Dios!"
12
Pero él les Reprendía mucho para que no le dieran a conocer.
13
Entonces Subió al monte y Llamó a Sí a los que él
quiso, y fueron a él.
14
Constituyó a doce, a quienes Nombró Apóstoles, para
que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar
15
y tener autoridad para echar fuera los demonios.
16
Y Constituyó a los doce: a Simón (a quien le puso por nombre
Pedro),
17
a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan el hermano de Jacobo (a ellos les puso
por nombre Boanerges, es decir, hijos del trueno),
18
a Andrés, a Felipe, a Bartolomé, a Mateo, a Tomás, a
Jacobo hijo de Alfeo, a Tadeo, a Simón el cananita
19
y a Judas Iscariote (el que le Entregó). El Volvió a casa,
20
y otra vez se Reunió la multitud, de modo que ellos no Podían
ni siquiera comer pan.
21
Cuando los suyos lo oyeron, fueron para prenderle, porque Decían que
estaba fuera de Sí.
22
Los escribas que Habían descendido de Jerusalén Decían
que estaba Poseído por Beelzebul y que mediante el Príncipe
de los demonios echaba fuera los demonios.
23
Y habiéndolos llamado a su lado, les hablaba en Parábolas:
"¿Cómo puede Satanás echar fuera a Satanás?
24
Si un reino se divide contra Sí, ese reino no puede permanecer.
25
Si una casa se divide contra Sí, esa casa no Podrá permanecer.
26
Y si Satanás se levanta contra Sí mismo y Está dividido,
no puede permanecer, sino que su fin ha llegado.
27
Al contrario, nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear
sus bienes a menos que primero ate al hombre fuerte. Y entonces Saqueará
su casa.
28
De cierto os digo que a los hijos de los hombres les Serán perdonados
todos los pecados y blasfemias, cualesquiera que sean.
29
Pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo no Tendrá
Perdón Jamás, sino que es culpable de pecado eterno."
30
Dijo esto porque Decían: "Tiene Espíritu inmundo."
31
Entonces fueron su madre y sus hermanos, y Quedándose fuera enviaron
a llamarle.
32
Mucha gente estaba sentada alrededor de él, y le dijeron: --Mira,
tu madre, tus hermanos y tus hermanas te buscan afuera.
33
El respondiendo les dijo: --¿Quién es mi madre y mis hermanos?
34
Y mirando a los que estaban sentados alrededor de él, dijo: --He
Aquí mi madre y mis hermanos.
35
Porque cualquiera que hace la voluntad de Dios, éste es mi hermano,
mi hermana y mi madre.
Otra vez Comenzó a enseñar junto al mar, y se Reunió
ante él una multitud muy grande; de manera que él Entró
en una barca mar adentro y se Sentó Allí, y toda la multitud
estaba en la playa, frente al mar.
2
Y les enseñaba muchas cosas en Parábolas. Les Decía
en su enseñanza:
3
"¡Oíd! He Aquí un sembrador Salió a sembrar.
4
Y mientras sembraba, Aconteció que parte de la semilla Cayó
junto al camino; y vinieron las aves y la devoraron.
5
Otra parte Cayó en pedregales, donde no Había mucha tierra,
y en seguida Brotó; porque la tierra no era profunda.
6
Y cuando Salió el sol se Quemó, y porque no Tenía
Raíces se Secó.
7
Otra parte Cayó entre los espinos. Y los espinos crecieron y la ahogaron,
y no dio fruto.
8
Y otras semillas cayeron en buena tierra y creciendo y aumentando dieron
fruto. Y llevaban fruto a treinta, sesenta y ciento por uno."
9
Y Decía: "El que tiene Oído para Oír, oiga."
10
Cuando estuvo solo, los que estaban alrededor de él junto con los
doce le preguntaban en cuanto a las Parábolas.
11
Y él les Decía: "A vosotros se os ha dado el misterio del reino
de Dios; pero para los que Están fuera, todas las cosas Están
en Parábolas,
12
para que viendo vean y no perciban, y oyendo oigan y no entiendan; de modo
que no se conviertan y les sea perdonado."
13
Luego les dijo: "¿No comprendéis esta Parábola?
¿Cómo, pues, entenderéis todas las Parábolas?
14
El sembrador siembra la palabra.
15
Primero Están estos que caen junto al camino donde se siembra la palabra.
Y cuando la oyen, en seguida viene Satanás y quita la palabra que
Había sido sembrada en ellos.
16
También los que son sembrados en pedregales son aquellos que, cuando
oyen la palabra, en seguida la reciben con gozo;
17
pero no tienen Raíz en Sí, sino que son de poca Duración.
Entonces, cuando viene la Tribulación o la Persecución por
causa de la palabra, en seguida tropiezan.
18
Y otros son los que son sembrados entre espinos. Ellos son los que oyen la
palabra,
19
pero las preocupaciones de este mundo, el engaño de las riquezas y
la codicia de otras cosas se entrometen y ahogan la palabra, y queda sin
fruto.
20
Y aquellos que fueron sembrados en buena tierra son los que oyen la palabra,
la reciben y producen fruto a treinta, a sesenta y a ciento por uno."
21
También les dijo: "¿Acaso se trae una Lámpara para que
sea puesta debajo de un Cajón o debajo de la cama? ¿No es para
que sea puesta sobre el candelero?
22
Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni nada escondido,
sino para que salga en claro.
23
Si alguno tiene Oídos para Oír, oiga."
24
Les dijo también: "Considerad lo que Oís: Con la medida con
que Medís, Será medido para vosotros y os Será
añadido.
25
Porque al que tiene le Será dado, y al que no tiene aun lo que tiene
le Será quitado."
26
También Decía: "Así es el reino de Dios, como cuando
un hombre echa semilla en la tierra.
27
El duerme de noche y se levanta de Día, y la semilla brota y crece
sin que él sepa Cómo.
28
Porque de por Sí la tierra da fruto: primero el tallito, luego las
espigas y después el grano lleno en la espiga.
29
Y cuando el fruto se ha producido, en seguida él mete la hoz, porque
la siega ha llegado."
30
También Decía: "¿A qué haremos semejante el reino
de Dios? ¿Con qué Parábola lo compararemos?
31
Es como un grano de mostaza que, cuando es sembrado en la tierra, es la Más
pequeña de todas las semillas de la tierra.
32
Pero una vez sembrado, crece y se convierte en la Más grande de todas
las hortalizas, y echa ramas muy grandes, de modo que las aves del cielo
pueden anidar bajo su sombra."
33
Con muchas Parábolas semejantes les hablaba la palabra, conforme a
lo que Podían Oír.
34
No les hablaba sin Parábolas, pero en privado les explicaba todo a
sus Discípulos.
35
Aquel Día, al anochecer, les dijo: --Pasemos al otro lado.
36
Y después de despedir a la multitud, le recibieron en la barca, tal
como estaba. Y Había otras barcas con él.
37
Entonces se Levantó una gran tempestad de viento que arrojaba las
olas a la barca, de modo que la barca ya se anegaba.
38
Y él estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal; pero le despertaron
diciendo: --¡Maestro! ¿No te importa que perecemos?
39
Y Despertándose, Reprendió al viento y dijo al mar: --¡Calla!
¡Enmudece! Y el viento Cesó y se hizo grande bonanza.
40
Y les dijo: --¿Por qué Estáis miedosos? ¿Todavía
no tenéis fe?
41
Ellos temieron con gran temor y se Decían el uno al otro: --Entonces,
¿quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?
Fueron a la otra orilla del mar a la Región de los gadarenos.
2
Apenas salido él de la barca, de repente le Salió al encuentro,
de entre los sepulcros, un hombre con Espíritu inmundo.
3
Este Tenía su morada entre los sepulcros. Y nadie Podía atarle
ni siquiera con cadenas,
4
ya que muchas veces Había sido atado con grillos y cadenas, pero él
Había hecho pedazos las cadenas y desmenuzado los grillos. Y nadie
lo Podía dominar.
5
Continuamente, de Día y de noche, andaba entre los sepulcros y por
las montañas, gritando e hiriéndose con piedras.
6
Cuando vio a Jesús desde lejos, Corrió y le Adoró.
7
Y clamando a gran voz dijo: --¿Qué tienes conmigo, Jesús,
Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes.
8
Pues Jesús le Decía: --Sal de este hombre, Espíritu
inmundo.
9
Y le Preguntó: --¿Cómo te llamas? Y le dijo: --Me llamo
Legión, porque somos muchos.
10
Y le rogaba mucho que no los enviase fuera de aquella Región.
11
Allí cerca de la montaña estaba paciendo un gran hato de cerdos.
12
Y le rogaron diciendo: --Envíanos a los cerdos, para que entremos
en ellos.
13
Jesús les dio permiso. Y los Espíritus inmundos salieron y
entraron en los cerdos, y el hato se Lanzó al mar por un
despeñadero, como dos mil cerdos, y se ahogaron en el mar.
14
Los que apacentaban los cerdos huyeron y dieron aviso en la ciudad y por
los campos. Y fueron para ver qué era lo que Había acontecido.
15
Llegaron a Jesús y vieron al endemoniado que Había tenido la
Legión, sentado, vestido y en su juicio cabal; y tuvieron miedo.
16
Los que lo Habían visto les contaron qué Había acontecido
al endemoniado y lo de los cerdos,
17
y ellos comenzaron a implorar a Jesús que saliera de sus territorios.
18
Y mientras él entraba en la barca, el que Había sido Poseído
por el demonio le rogaba que le dejase estar con él.
19
Pero Jesús no se lo Permitió, sino que le dijo: --Vete a tu
casa, a los tuyos, y cuéntales Cuán grandes cosas ha hecho
el Señor por ti, y Cómo tuvo misericordia de ti.
20
El se fue y Comenzó a proclamar en Decápolis Cuán grandes
cosas Jesús Había hecho por él, y todos se maravillaban.
21
Cuando Jesús Había cruzado de nuevo en la barca a la otra orilla,
se Congregó alrededor de él una gran multitud. Y él
estaba junto al mar.
22
Y vino uno de los principales de la sinagoga, llamado Jairo. Cuando le vio,
se Postró a sus pies
23
y le Imploró mucho diciendo: --Mi hijita Está agonizando.
¡Ven! Pon las manos sobre ella para que sea salva, y viva.
24
Jesús fue con él. Y le Seguía una gran multitud, y le
apretujaban.
25
Había una mujer que Sufría de hemorragia desde Hacía
doce años.
26
Había sufrido mucho de muchos médicos y Había gastado
todo lo que Tenía, y de nada le Había aprovechado; Más
bien, iba de mal en peor.
27
Cuando Oyó hablar de Jesús, vino por Detrás de él
entre la multitud y Tocó su manto,
28
porque ella pensaba: "Si Sólo toco su manto, seré sanada."
29
Al instante, se Secó la fuente de su sangre y Sintió en su
cuerpo que ya estaba sana de aquel azote.
30
De pronto Jesús, reconociendo dentro de Sí que Había
salido poder de él, volviéndose a la multitud dijo:
--¿Quién me ha tocado el manto?
31
Sus Discípulos le dijeron: --Ves la multitud que te apretuja, y preguntas:
"¿Quién me Tocó?"
32
El miraba alrededor para ver a la que Había hecho esto.
33
Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella Había
sido hecho, fue y se Postró delante de él, y le dijo toda la
verdad.
34
El le dijo: --Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda sanada de tu
azote.
35
Mientras él Aún hablaba, vinieron de la casa del principal
de la sinagoga, diciendo: --Tu hija ha muerto. ¿Para qué molestas
Más al Maestro?
36
Pero Jesús, sin hacer caso a esta palabra que se Decía, dijo
al principal de la sinagoga: --No temas; Sólo cree.
37
Y no Permitió que nadie le acompañara, sino Pedro, Jacobo y
Juan, el hermano de Jacobo.
38
Llegaron a la casa del principal de la sinagoga, y él vio el alboroto
y los que lloraban y lamentaban mucho.
39
Y al entrar, les dijo: --¿Por qué hacéis alboroto y
Lloráis? La niña no ha muerto, sino que duerme.
40
Ellos se burlaban de él. Pero él los Sacó a todos y
Tomó al padre y a la madre de la niña y a los que estaban con
él, y Entró a donde estaba la niña.
41
Tomó la mano de la niña y le dijo: --Talita, cumi--que traducido
es: Niña, a ti te digo, Levántate--.
42
Y en seguida la niña se Levantó y andaba, pues Tenía
doce años. Y quedaron Atónitos.
43
El les Mandó estrictamente que nadie lo supiese y Ordenó que
le diesen a ella de comer.
Salió de Allí y fue a su tierra, y sus Discípulos le
siguieron.
2
Y cuando Llegó el Sábado, él Comenzó a enseñar
en la sinagoga; y muchos quedaban Atónitos cuando le Oían,
y Decían: --¿De Dónde le vienen a éste estas cosas?
¿Qué Sabiduría es ésta que le ha sido dada?
¡Cuántas obras poderosas son hechas por sus manos!
3
¿No es éste el carpintero, hijo de María y hermano de
Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No Están
también sus hermanas Aquí con nosotros? Y se escandalizaban
de él.
4
Pero Jesús les Decía: --No hay profeta sin honra sino en su
propia tierra, entre sus familiares y en su casa.
5
Y no pudo hacer Allí Ningún hecho poderoso, sino que Sanó
a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos.
6
Estaba asombrado a causa de la incredulidad de ellos. Y Recorría las
aldeas de alrededor, enseñando.
7
Entonces Llamó a los doce y Comenzó a enviarlos de dos en dos.
Les daba autoridad sobre los Espíritus inmundos.
8
Les Mandó que no llevasen nada para el camino: ni pan, ni bolsa, ni
dinero en el cinto, sino solamente un Bastón;
9
pero que calzasen sandalias y que no vistiesen dos Túnicas.
10
Y les Decía: "Dondequiera que entréis en una casa, posad en
ella hasta que Salgáis de aquel lugar.
11
Cualquier lugar que no os reciba ni os oiga, saliendo de Allí, sacudid
el polvo que Está debajo de vuestros pies, para testimonio contra
ellos."
12
Entonces ellos salieron y predicaron que la gente se arrepintiese.
13
Echaban fuera muchos demonios, y Ungían con aceite a muchos enfermos,
y los sanaban.
14
El rey Herodes Oyó de Jesús, porque su nombre Había
llegado a ser muy conocido. Unos Decían: "Juan el Bautista ha resucitado
de los muertos, y por esta Razón operan estos poderes en él."
15
Otros Decían: "Es Elías." Mientras otros Decían: "Es
profeta como uno de los profetas."
16
Pero cuando Herodes Oyó esto, dijo: "¡Juan, a quien yo
decapité, ha resucitado!"
17
Porque Herodes mismo Había mandado prender a Juan y lo Había
encadenado en la Cárcel por causa de Herodía, la mujer de su
hermano Felipe; porque se Había casado con ella.
18
Pues Juan le Decía a Herodes: "No te es Lícito tener la mujer
de tu hermano."
19
Pero Herodía le acechaba y deseaba matarle, aunque no Podía;
20
porque Herodes Temía a Juan, sabiendo que era hombre justo y santo,
y le Protegía. Y al escucharle quedaba muy perplejo, pero le Oía
de buena gana.
21
Llegó un Día oportuno cuando Herodes, en la fiesta de su
cumpleaños, dio una cena para sus altos oficiales, los tribunos y
las personas principales de Galilea.
22
Entonces la hija de Herodía Entró y Danzó, y Agradó
a Herodes y a los que estaban con él a la mesa; y el rey le dijo a
la muchacha: --Pídeme lo que quieras, y yo te lo daré.
23
Y le Juró mucho: --Todo lo que me pidas te daré, hasta la mitad
de mi reino.
24
Ella Salió y dijo a su madre: --¿Qué pediré? Y
ésta dijo: --La cabeza de Juan el Bautista.
25
En seguida ella Entró con prisa al rey y le Pidió diciendo:
--Quiero que ahora mismo me des en un plato la cabeza de Juan el Bautista.
26
El rey se Entristeció mucho, pero a causa del juramento y de los que
estaban a la mesa, no quiso rechazarla.
27
Inmediatamente el rey Envió a uno de la guardia y Mandó que
fuese Traída su cabeza. Este fue, le Decapitó en la Cárcel
28
y Llevó su cabeza en un plato; la dio a la muchacha, y la muchacha
se la dio a su madre.
29
Cuando sus Discípulos oyeron esto, fueron y tomaron su cuerpo, y lo
pusieron en un sepulcro.
30
Los Apóstoles se reunieron con Jesús, y le contaron todo lo
que Habían hecho y lo que Habían enseñado.
31
El les dijo: --Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un
poco. Porque eran muchos los que iban y Venían, y ni siquiera Tenían
oportunidad para comer.
32
Y se fueron solos en la barca a un lugar desierto.
33
Pero muchos les vieron ir y les reconocieron. Y corrieron Allá a pie
de todas las ciudades y llegaron antes que ellos.
34
Cuando Jesús Salió, vio una gran multitud y tuvo Compasión
de ellos, porque eran como ovejas que no Tenían pastor. Entonces
Comenzó a enseñarles muchas cosas.
35
Como la hora era ya muy avanzada, sus Discípulos se acercaron a él
y le dijeron: --El lugar es desierto, y la hora avanzada.
36
Despídelos para que vayan a los campos y aldeas de alrededor y compren
para Sí algo que comer.
37
El les Respondió y dijo: --Dadles vosotros de comer. Le dijeron:
--¿Que vayamos y compremos pan por doscientos denarios, y les demos
de comer?
38
El les dijo: --¿Cuántos panes tenéis? Id y vedlo. Al
enterarse, le dijeron: --Cinco, y dos pescados.
39
El les Mandó que hiciesen recostar a todos por grupos sobre la hierba
verde.
40
Se recostaron por grupos, de cien en cien y de cincuenta en cincuenta.
41
Y él Tomó los cinco panes y los dos pescados, y alzando los
ojos al cielo, bendijo y Partió los panes. Luego iba dando a sus
Discípulos para que los pusiesen delante de los hombres, y también
Repartió los dos pescados entre todos.
42
Todos comieron y se saciaron,
43
y recogieron doce canastas llenas de los pedazos de pan y de los pescados.
44
Y los que comieron los panes eran como cinco mil hombres.
45
En seguida Obligó a sus Discípulos a subir en la barca para
ir delante de él a Betsaida, en la otra orilla, mientras él
Despedía a la multitud.
46
Y habiéndose despedido de ellos, se fue al monte a orar.
47
Al caer la noche, la barca estaba en medio del mar, y él solo en tierra.
48
Viendo que ellos se fatigaban remando, porque el viento les era contrario,
a eso de la cuarta vigilia de la noche, él fue a ellos caminando sobre
el mar, y Quería pasarlos de largo.
49
Pero cuando ellos vieron que él caminaba sobre el mar, pensaron que
era un fantasma y clamaron a gritos;
50
porque todos le vieron y se turbaron. Pero en seguida Habló con ellos
y les dijo: "¡Tened ánimo! ¡Yo soy! ¡No Temáis!"
51
Y Subió a ellos en la barca, y se Calmó el viento. Ellos estaban
sumamente perplejos,
52
pues Aún no Habían comprendido lo de los panes; Más
bien, sus corazones estaban endurecidos.
53
Y cuando cruzaron a la otra orilla, llegaron a la tierra de Genesaret y amarraron
la barca.
54
Pero cuando ellos salieron de la barca, en seguida le reconocieron.
55
Recorrieron toda aquella Región, y comenzaron a traer en camillas
a los que estaban enfermos a donde Oían que él estaba.
56
Dondequiera que entraba, ya sea en aldeas o ciudades o campos, Ponían
en las plazas a los que estaban enfermos, y le rogaban que Sólo pudiesen
tocar el borde de su manto. Y todos los que le tocaban quedaban sanos.
Se juntaron a Jesús los fariseos y algunos de los escribas que
Habían venido de Jerusalén.
2
Ellos vieron que algunos Discípulos de él estaban comiendo
pan con las manos impuras, es decir, sin lavar.
3
Pues los fariseos y todos los Judíos, si no se lavan las manos hasta
la muñeca, no comen, porque se aferran a la Tradición de los
ancianos.
4
Cuando vuelven del mercado, si no se lavan, no comen. Y hay muchas otras
cosas que aceptaron para guardar, como los lavamientos de las copas, de los
jarros y de los utensilios de bronce y de los divanes.
5
Le preguntaron los fariseos y los escribas: --¿Por qué no andan
tus Discípulos de acuerdo con la Tradición de los ancianos,
sino que comen pan con las manos impuras?
6
Y les Respondió diciendo: --Bien Profetizó Isaías acerca
de vosotros, Hipócritas, como Está escrito: Este pueblo me
honra de labios, pero su Corazón Está lejos de Mí.
7
Y en vano me rinden culto, enseñando como doctrina los mandamientos
de hombres.
8
Porque dejando los mandamientos de Dios, os Aferráis a la Tradición
de los hombres.
9
Les Decía también: --¡Bien Desecháis el mandamiento
de Dios para establecer vuestra Tradición!
10
Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y: El que maldice
a su padre o a su madre muera irremisiblemente.
11
Pero vosotros Decís que si alguien dice a su padre o madre: "Aquello
con que hubieras sido beneficiado de parte Mía es Corbán" --es
decir, una ofrenda a Dios--,
12
ya no le Permitís hacer nada por su padre o su madre.
13
Así Invalidáis la palabra de Dios mediante vuestra Tradición
que habéis trasmitido, y hacéis muchas cosas semejantes a
éstas.
14
Llamando a Sí otra vez a toda la multitud, les Decía: --Oídme
todos y entended.
15
No hay nada fuera del hombre que por entrar en él le pueda contaminar.
Pero lo que sale del hombre es lo que contamina al hombre.
16
Si alguno tiene Oídos para Oír, oiga.
17
Cuando Entró en casa, aparte de la multitud, sus Discípulos
le preguntaron acerca de la Parábola.
18
Y les dijo: --¿Así que también vosotros carecéis
de entendimiento? ¿No comprendéis que nada de lo que entra en
el hombre desde fuera le puede contaminar?
19
Porque no entra en su Corazón sino en su Estómago, y sale a
la letrina. Así Declaró limpias todas las comidas.
20
Y Decía: --Lo que del hombre sale, eso contamina al hombre.
21
Porque desde adentro, del Corazón del hombre, salen los malos
pensamientos, las inmoralidades sexuales, los robos, los homicidios,
22
los adulterios, las avaricias, las maldades, el engaño, la sensualidad,
la envidia, la blasfemia, la insolencia y la insensatez.
23
Todas estas maldades salen de adentro y contaminan al hombre.
24
Y Levantándose, Partió de Allí para los territorios
de Tiro y de Sidón. Y Entró en una casa y no Quería
que nadie lo supiese, pero no pudo esconderse.
25
Más bien, en seguida Oyó de él una mujer cuya hija
Tenía un Espíritu inmundo, y vino y Cayó a sus pies.
26
La mujer era griega, de nacionalidad sirofenicia, y le rogaba que echase
el demonio fuera de su hija.
27
Pero Jesús le dijo: --Deja primero que se sacien los hijos, porque
no es bueno tomar el pan de los hijos y echarlo a los perritos.
28
Ella Respondió y le dijo: --Sí, Señor; también
los perritos debajo de la mesa comen de las migajas de los hijos.
29
Entonces él le dijo: --Por causa de lo que has dicho, vé; el
demonio ha salido de tu hija.
30
Y cuando ella se fue a su casa, Halló a su hija acostada en la cama
y que el demonio Había salido.
31
Al salir de nuevo de los territorios de Tiro, fue por Sidón al mar
de Galilea, atravesando el territorio de Decápolis.
32
Entonces le trajeron un sordo y tartamudo, y le rogaron que le pusiera la
mano encima.
33
Y Tomándole aparte de la multitud, Metió los dedos en sus orejas,
Escupió y Tocó su lengua.
34
Luego mirando al cielo, Suspiró y le dijo: --¡Efata! --que quiere
decir: Sé abierto--.
35
Y de inmediato fueron abiertos sus Oídos y desatada la ligadura de
su lengua, y hablaba bien.
36
El les Mandó que no lo dijeran a nadie; pero cuanto Más les
mandaba, tanto Más lo proclamaban.
37
Se maravillaban sin medida, diciendo: --¡Todo lo ha hecho bien! Aun
a los sordos hace Oír, y a los mudos hablar.
En aquellos Días, ya que otra vez Había una gran multitud y
no Tenían qué comer, Jesús Llamó a sus
Discípulos y les dijo:
2
--Tengo Compasión de la multitud, porque ya hace tres Días
que permanecen conmigo y no tienen qué comer.
3
Si les despido a sus casas en ayunas, se Desmayarán en el camino;
y algunos de ellos han venido de lejos.
4
Sus Discípulos le respondieron: --¿De Dónde Podrá
alguien saciar a éstos de pan, Aquí en el desierto?
5
Y les Preguntó: --¿Cuántos panes tenéis? Ellos
dijeron: --Siete.
6
Entonces él Mandó a la multitud recostarse en tierra. Tomó
los siete panes, y habiendo dado gracias, los Partió y daba a sus
Discípulos para que ellos los sirviesen. Y ellos los sirvieron a la
multitud.
7
También Tenían unos pocos pescaditos. Y después de
bendecirlos, él Mandó que también los sirviesen.
8
Comieron y se saciaron, y recogieron siete cestas de los pedazos que Habían
sobrado.
9
Y eran como cuatro mil. El los Despidió;
10
y luego, entrando en la barca con sus Discípulos, se fue a la Región
de Dalmanuta.
11
Salieron los fariseos y comenzaron a discutir con él, pidiéndole
una señal del cielo, para probarle.
12
El Suspiró profundamente en su Espíritu y dijo: "¿Por
qué pide esta Generación una señal? De cierto os digo
que a esta Generación no se le Dará ninguna señal."
13
Y Dejándolos, Volvió a entrar en la barca y Cruzó a
la otra orilla.
14
Se Habían olvidado de llevar pan, y no Tenían consigo en la
barca sino un solo pan.
15
Y él les Mandó, diciendo: --Mirad; guardaos de la levadura
de los fariseos y de la levadura de Herodes.
16
Ellos Discutían los unos con los otros, porque no Tenían pan.
17
Como Jesús lo Entendió, les dijo: --¿Por qué
Discutís? ¿Porque no tenéis pan? ¿Todavía
no entendéis ni comprendéis? ¿Tenéis endurecido
vuestro Corazón?
Cuando Partí los cinco panes entre cinco mil, ¿Cuántas
canastas llenas de pedazos recogisteis? Ellos dijeron: --Doce.
20
--Y cuando Repartí los siete panes entre los cuatro mil,
¿Cuántas cestas llenas de pedazos recogisteis? Ellos dijeron:
--Siete.
21
El les Preguntó: --¿Todavía no comprendéis?
22
Jesús fue a Betsaida, y le trajeron un ciego y le rogaban que lo tocase.
23
Entonces tomando al ciego de la mano, le Sacó fuera de la aldea.
Después de mojarle los ojos con saliva e imponerle las manos, le
Preguntó: --¿Ves algo?
24
Al mirar, él Decía: --Veo a los hombres, pero los veo como
árboles que andan.
25
Luego puso otra vez las manos sobre sus ojos, y Miró intensamente.
Y fue restaurada su vista, y Veía todo de lejos y claramente.
26
Entonces Jesús le Envió a su casa, diciéndole: --No
entres en la aldea.
27
Salieron Jesús y sus Discípulos por las aldeas de Cesarea de
Filipo, y en el camino les Preguntó a sus Discípulos diciendo:
--¿Quién dice la gente que soy yo?
28
Ellos respondieron: --Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; otros,
uno de los profetas.
29
Entonces él les Preguntó: --Pero vosotros, ¿quién
Decís que soy yo? Respondiendo Pedro le dijo: --¡Tú eres
el Cristo!
30
El les Mandó enérgicamente que no hablasen a nadie acerca de
él.
31
Luego Comenzó a enseñarles que era necesario que el Hijo del
Hombre padeciese mucho, que fuese desechado por los ancianos, los principales
sacerdotes y los escribas, y que fuese muerto y resucitado después
de tres Días.
32
Les Decía esto claramente. Entonces Pedro le Tomó aparte y
Comenzó a reprenderle.
33
Pero él se dio vuelta, y mirando a sus Discípulos Reprendió
a Pedro diciéndole: --¡Quítate de delante de Mí,
Satanás! Porque no piensas en las cosas de Dios, sino en las de los
hombres.
34
Y Llamó a Sí a la gente, juntamente con sus Discípulos,
y les dijo: --Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese
a Sí mismo, tome su cruz y Sígame.
35
Porque el que quiera salvar su vida, la Perderá; pero el que pierda
su vida por causa de Mí y del evangelio, la Salvará.
36
Pues, ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero y perder
su alma?
37
Porque, ¿qué Dará el hombre en rescate por su alma?
38
Pues el que se avergüence de Mí y de mis palabras en esta
Generación Adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se
Avergonzará también de él cuando venga en la gloria
de su Padre con los santos ángeles.
También les dijo: --De cierto os digo que hay algunos de los que
Están Aquí presentes que no Gustarán la muerte hasta
que hayan visto que el reino de Dios ha venido con poder.
2
Seis Días después, Jesús Tomó consigo a Pedro,
a Jacobo y a Juan, y les hizo subir aparte, a solas, a un monte alto, y fue
transfigurado delante de ellos.
3
Sus vestiduras se hicieron resplandecientes, muy blancas, tanto que Ningún
lavandero en la tierra las puede dejar tan blancas.
4
Y les Apareció Elías con Moisés, y estaban hablando
con Jesús.
5
Entonces intervino Pedro y dijo a Jesús: --Rabí, es bueno que
nosotros estemos Aquí. Levantemos, pues, tres enramadas: una para
ti, otra para Moisés y otra para Elías.
6
Pues él no Sabía qué decir, porque tuvieron miedo.
7
Vino una nube haciéndoles sombra, y desde la nube una voz Decía:
"Este es mi hijo amado; a él Oíd."
8
Y de inmediato, mirando alrededor, ya no vieron a nadie Más con ellos,
sino Sólo a Jesús.
9
Mientras Descendían ellos del monte, Jesús les Ordenó
que no contaran a nadie lo que Habían visto, sino cuando el Hijo del
Hombre resucitara de entre los muertos.
10
Y ellos guardaron la palabra entre Sí, discutiendo qué
Significaría aquello de resucitar de entre los muertos.
11
Le preguntaron diciendo: --¿Por qué dicen los escribas que es
necesario que Elías venga primero?
12
El les dijo: --A la verdad, Elías viene primero y restaura todas las
cosas. Y, ¿Cómo Está escrito acerca del Hijo del Hombre,
que padezca mucho y sea menospreciado?
13
Sin embargo, os digo que Elías ya ha venido; e hicieron con él
todo lo que quisieron, tal como Está escrito de él.
14
Cuando llegaron a los Discípulos, vieron una gran multitud alrededor
de ellos, y a unos escribas que disputaban con ellos.
15
En seguida, cuando toda la gente le vio, se Sorprendió, y corriendo
hacia él le saludaron.
16
Y les Preguntó: --¿Qué Disputáis con ellos?
17
Le Respondió uno de la multitud: --Maestro, traje a ti mi hijo porque
tiene un Espíritu mudo,
18
y dondequiera que se apodera de él, lo derriba. Echa espumarajos y
cruje los dientes, y se va desgastando. Dije a tus Discípulos que
lo echasen fuera, pero no pudieron.
19
Y respondiendo les dijo: --¡Oh Generación incrédula!
¿Hasta Cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta Cuándo
os soportaré? ¡Traédmelo!
20
Se lo trajeron; y cuando el Espíritu le vio, de inmediato Sacudió
al muchacho, quien Cayó en tierra y se revolcaba, echando espumarajos.
21
Jesús Preguntó a su padre: --¿Cuánto tiempo hace
que le sucede esto? El dijo: --Desde niño.
22
Muchas veces le echa en el fuego o en el agua para matarlo; pero si puedes
hacer algo, ¡ten misericordia de nosotros y Ayúdanos!
23
Jesús le dijo: --¿"Si puedes..."? ¡Al que cree todo le es
posible!
24
Inmediatamente el padre del muchacho Clamó diciendo: --¡Creo!
¡Ayuda mi incredulidad!
25
Pero cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, Reprendió
al Espíritu inmundo diciéndole: --Espíritu mudo y sordo,
yo te mando, ¡sal de él y nunca Más entres en él!
26
Entonces, clamando y Desgarrándole con violencia, el Espíritu
Salió; y el muchacho Quedó como muerto, de modo que muchos
Decían: --¡Está muerto!
27
Pero Jesús le Tomó de la mano y le Enderezó, y él
se Levantó.
28
Cuando él Entró en casa, sus Discípulos le preguntaron
en privado: --¿Por qué no pudimos echarlo fuera nosotros?
29
El les dijo: --Este género con nada puede salir, sino con Oración.
30
Habiendo salido de Allí, caminaban por Galilea. El no Quería
que nadie lo supiese,
31
porque iba enseñando a sus Discípulos, y les Decía:
"El Hijo del Hombre ha de ser entregado en manos de hombres, y le Matarán.
Y una vez muerto, Resucitará después de tres Días."
32
Pero ellos no Entendían esta palabra y Tenían miedo de preguntarle.
33
Llegó a Capernaúm. Y cuando estuvo en casa, Jesús les
Preguntó: --¿Qué disputabais entre vosotros en el camino?
34
Pero ellos callaron, porque lo que Habían disputado los unos con los
otros en el camino era sobre quién era el Más importante.
35
Entonces se Sentó, Llamó a los doce y les dijo: --Si alguno
quiere ser el primero, Deberá ser el último de todos y el siervo
de todos.
36
Y Tomó a un niño y lo puso en medio de ellos; y Tomándole
en sus brazos, les dijo:
37
--El que en mi nombre recibe a alguien como este niño, a Mí
me recibe; y el que a Mí me recibe no me recibe a Mí, sino
al que me Envió.
38
Juan le dijo: --Maestro, vimos a alguien que echaba fuera demonios en tu
nombre, y se lo prohibimos, porque no nos Seguía.
39
Pero Jesús dijo: --No se lo Prohibáis, porque nadie que haga
milagros en mi nombre Podrá después hablar mal de Mí.
40
Porque el que no es contra nosotros, por nosotros es.
41
Cualquiera que os dé un vaso de agua en mi nombre, porque sois de
Cristo, de cierto os digo que Jamás Perderá su recompensa.
42
Y a cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeños que creen
en Mí, mejor le fuera que se le atase una gran piedra de molino al
cuello y que fuese echado al mar.
43
Si tu mano te hace tropezar, Córtala. Mejor te es entrar manco a la
vida que teniendo dos manos, ir al infierno, al fuego inextinguible,
44
donde su gusano no muere, y el fuego nunca se apaga.
45
Si tu pie te hace tropezar, Córtalo. Mejor te es entrar cojo a la
vida que teniendo dos pies, ser echado al infierno,
46
donde su gusano no muere, y el fuego nunca se apaga.
47
Y si tu ojo te hace tropezar, Sácalo. Mejor te es entrar con un solo
ojo al reino de Dios que, teniendo dos ojos, ser echado al infierno,
48
donde su gusano no muere, y el fuego nunca se apaga.
49
Porque todo Será salado con fuego.
50
Buena es la sal; pero si la sal se vuelve Insípida, ¿con qué
Será salada? Tened sal en vosotros y vivid en paz los unos con los
otros.
Y Levantándose de Allí, fue a las regiones de Judea y de Más
Allá del Jordán. Las multitudes volvieron a acudir a él,
y de nuevo les enseñaba como él acostumbraba.
2
Entonces se acercaron unos fariseos para probarle, y le preguntaron si era
Lícito al marido divorciarse de su mujer.
3
Pero él Respondió y les dijo: --¿Qué os Mandó
Moisés?
4
Ellos dijeron: --Moisés Permitió escribir carta de divorcio
y despedirla.
5
Pero Jesús les dijo: --Ante vuestra dureza de Corazón, os
Escribió este mandamiento.
6
Pero desde el principio de la Creación, Dios los hizo Varón
y mujer.
7
Por esta causa el hombre Dejará a su padre y a su madre, y se Unirá
a su mujer;
8
y Serán los dos una sola carne. Así que, ya no son Más
dos, sino una sola carne.
9
Por tanto, lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre.
10
En casa sus Discípulos volvieron a preguntarle acerca de esto.
11
El les dijo: --Cualquiera que se divorcia de su mujer y se casa con otra,
comete adulterio contra ella.
12
Y si la mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio.
13
Y le presentaban niños para que los tocase, pero los Discípulos
los reprendieron.
14
Al verlo, Jesús se Indignó y les dijo: "Dejad a los niños
venir a Mí, y no les Impidáis; porque de los tales es el reino
de Dios.
15
De cierto os digo que cualquiera que no reciba el reino de Dios como un
niño, Jamás Entrará en él."
16
Entonces Tomándolos en los brazos, puso las manos sobre ellos y los
bendijo.
17
Cuando Salía para continuar su camino, un hombre vino corriendo, se
puso de rodillas delante de él y le Preguntó: --Maestro bueno,
¿qué haré para obtener la vida eterna?
18
Pero Jesús le dijo: --¿Por qué me llamas "bueno"? Ninguno
es bueno, sino Sólo uno, Dios.
19
Tú conoces los mandamientos: No cometas homicidio, no cometas adulterio,
no robes, no des falso testimonio, no defraudes, honra a tu padre y a tu
madre.
20
Pero él le dijo: --Maestro, todo esto he guardado desde mi juventud.
21
Entonces al mirarlo Jesús, le Amó y le dijo: --Una cosa te
falta: Anda, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres; y Tendrás
tesoro en el cielo. Y ven; Sígueme.
22
Pero él, abatido por esta palabra, se fue triste, porque Tenía
muchas posesiones.
23
Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus Discípulos:
--¡Cuán Difícilmente Entrarán en el reino de Dios
los que tienen riquezas!
24
Los Discípulos se asombraron por sus palabras; pero Jesús,
respondiendo de nuevo, les dijo: --Hijitos, ¡Cuán Difícil
es entrar en el reino de Dios!
25
Más Fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja,
que a un rico entrar en el reino de Dios.
26
Pero ellos quedaron aun Más Atónitos diciendo entre Sí:
--¿Y quién Podrá ser salvo?
27
Entonces Jesús, Mirándolos, les dijo: --Para los hombres es
imposible; pero no para Dios. Porque para Dios todas las cosas son posibles.
28
Pedro Comenzó a decirle: --He Aquí, nosotros hemos dejado todo
y te hemos seguido.
29
Jesús le dijo: --De cierto os digo que no hay nadie que haya dejado
casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos, o campos, por causa
de Mí y del evangelio,
30
que no reciba cien veces Más ahora en este tiempo: casas, hermanos,
hermanas, madres, hijos y campos, con persecuciones; y en la edad venidera,
la vida eterna.
31
Pero muchos primeros Serán los últimos, y los últimos,
primeros.
32
Iban por el camino subiendo a Jerusalén, y Jesús iba delante
de ellos. Estaban asombrados, y los que le Seguían Tenían miedo.
Entonces, volviendo a tomar a los doce aparte, les Comenzó a declarar
las cosas que le estaban por acontecer:
33
--He Aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre Será
entregado a los principales sacerdotes y a los escribas. Le Condenarán
a muerte y le Entregarán a los gentiles.
34
Se Burlarán de él, le Escupirán, le Azotarán
y le Matarán; y después de tres Días Resucitará.
35
Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se acercaron a él y le dijeron:
--Maestro, queremos que nos concedas lo que pidamos.
36
El les dijo: --¿Qué queréis que haga por vosotros?
37
Ellos dijeron: --Concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a
tu derecha y el otro a tu izquierda.
38
Entonces Jesús les dijo: --No sabéis lo que Pedís.
¿Podéis beber la copa que yo bebo, o ser bautizados con el bautismo
con que yo soy bautizado?
39
Ellos dijeron: --Podemos. Y Jesús les dijo: --Beberéis la copa
que yo bebo, y seréis bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado.
40
Pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es Mío concederlo,
sino que es para quienes Está preparado.
41
Cuando lo oyeron los diez, comenzaron a enojarse con Jacobo y Juan.
42
Pero Jesús los Llamó y les dijo: --Sabéis que los que
son tenidos por Príncipes de los gentiles se enseñorean de
ellos, y sus grandes ejercen autoridad sobre ellos.
43
Pero no es Así entre vosotros. Más bien, cualquiera que anhele
hacerse grande entre vosotros Será vuestro servidor,
44
y cualquiera que anhele ser el primero entre vosotros Será siervo
de todos.
45
Porque el Hijo del Hombre tampoco vino para ser servido, sino para servir
y para dar su vida en rescate por muchos.
46
Entonces llegaron a Jericó. Y cuando él iba saliendo de
Jericó junto con sus Discípulos y una gran multitud, el ciego
Bartimeo, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando.
47
Y cuando Oyó que era Jesús de Nazaret, Comenzó a gritar
diciendo: --¡Jesús, hijo de David, ten misericordia de Mí!
48
Muchos le regañaban para que se callara, pero él gritaba aun
Más fuerte: --¡Hijo de David, ten misericordia de Mí!
49
Entonces Jesús se detuvo y Mandó llamarle. Llamaron al ciego
diciéndole: --Ten confianza. Levántate. El te llama.
50
Entonces él, tirando su manto, se Levantó y fue a Jesús.
51
Y Jesús le Respondió diciendo: --¿Qué quieres que
te haga? El ciego le dijo: --Rabí, que yo recobre la vista.
52
Jesús le dijo: --Vete. Tu fe te ha salvado. Al instante Recobró
la vista, y Seguía a Jesús en el camino.
Cuando llegaron cerca de Jerusalén, junto a Betfagé y Betania,
frente al monte de los Olivos, Jesús Envió a dos de sus
Discípulos
2
y les dijo: --Id a la aldea que Está frente a vosotros, y cuando
Hayáis entrado Allí, en seguida hallaréis atado un
borriquillo sobre el cual Ningún hombre ha montado. Desatadlo y traedlo.
3
Y si alguien os dice: "¿Por qué hacéis eso?", decidle:
"El Señor lo necesita, y luego lo Enviará Aquí otra
vez."
4
Ellos fueron y hallaron el borriquillo atado a la puerta, afuera, en la esquina
de dos calles; y lo desataron.
5
Algunos de los que estaban Allí les dijeron: --¿Qué
hacéis desatando al borriquillo?
6
Ellos les dijeron tal como Jesús les Había dicho, y les dejaron
ir.
7
Trajeron el borriquillo a Jesús y echaron sobre él sus mantos,
y se Sentó sobre él.
8
Muchos tendieron sus mantos por el camino, y otros cortaban ramas de los
árboles.
9
Los que iban delante y los que le Seguían aclamaban: --¡Hosanna!
¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!
10
¡Bendito el reino venidero de nuestro padre David! ¡Hosanna en
las alturas!
11
Entró Jesús en Jerusalén, en el templo, y habiendo mirado
todo en derredor, como la hora ya era tarde, Salió para Betania con
los doce.
12
Al Día siguiente, cuando salieron de Betania, tuvo hambre.
13
Y viendo desde lejos una higuera que Tenía hojas, se Acercó
para ver si hallara en ella algo. Cuando vino a ella, no Encontró
nada sino hojas, porque no era tiempo de higos.
14
Entonces Jesús dijo a la higuera: "¡Nunca Jamás coma nadie
de tu fruto!" Y lo oyeron sus Discípulos.
15
Llegaron a Jerusalén, y Jesús Entró en el templo. Y
Comenzó a echar fuera a los que Vendían y a los que compraban
en el templo. Volcó las mesas de los cambistas y las sillas de los
que Vendían palomas,
16
y no Consentía que nadie cruzase por el templo llevando utensilio
alguno.
17
Y enseñaba diciendo: "¿No Está escrito que mi casa Será
llamada casa de Oración para todas las naciones? Pero vosotros la
habéis hecho cueva de ladrones."
18
Lo oyeron los principales sacerdotes y los escribas, y buscaban Cómo
matarle; porque le Tenían miedo, pues todo el pueblo estaba maravillado
de su doctrina.
19
Y al llegar la noche, Jesús y los suyos salieron de la ciudad.
20
Por la mañana, pasando por Allí vieron que la higuera se
Había secado desde las Raíces.
21
Entonces Pedro, Acordándose, le dijo: --Rabí, he Aquí
la higuera que maldijiste se ha secado.
22
Respondiendo Jesús les dijo: --Tened fe en Dios.
23
De cierto os digo que cualquiera que diga a este monte: "Quítate y
Arrójate al mar", y que no dude en su Corazón, sino que crea
que Será hecho lo que dice, le Será hecho.
24
Por esta Razón os digo que todo por lo cual Oráis y Pedís,
creed que lo habéis recibido, y os Será hecho.
25
Y cuando os Pongáis de pie para orar, si tenéis algo contra
alguien, perdonadle, para que vuestro Padre que Está en los cielos
también os perdone a vosotros vuestras ofensas.
26
Porque si vosotros no Perdonáis, tampoco vuestro Padre que Está
en los cielos os Perdonará vuestras ofensas.
27
Volvieron a Jerusalén. Luego, mientras él andaba por el templo,
vinieron a él los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos,
28
y le Decían: --¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿O
quién te dio la autoridad para hacer estas cosas?
29
Entonces Jesús les dijo: --Yo os haré una pregunta. Respondedme,
y yo os diré con qué autoridad hago estas cosas:
30
El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres? Respondedme.
31
Entonces ellos razonaban entre Sí diciendo: --Si decimos "del cielo",
Dirá: "¿Por qué, pues, no le Creísteis?"
32
Pero si decimos "de los hombres..." Temían al pueblo, porque todos
consideraban que verdaderamente Juan era profeta.
33
Entonces respondiendo a Jesús dijeron: --No sabemos. Y Jesús
les dijo: --Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas.
Entonces Comenzó a hablarles en Parábolas: --Un hombre Plantó
una viña. La Rodeó con una cerca, Cavó un lagar,
Edificó una torre, la Arrendó a unos labradores y se fue lejos.
2
A su debido tiempo Envió un siervo a los labradores, para recibir
de los labradores una parte del fruto de la viña.
3
Pero ellos lo tomaron, lo hirieron y le enviaron con las manos Vacías.
4
Volvió a enviarles otro siervo, pero a ése le hirieron en la
cabeza y le afrentaron.
5
Y Envió otro, y a éste lo mataron. Envió a muchos otros,
pero ellos Herían a unos y mataban a otros.
6
Teniendo Todavía un hijo suyo amado, por último, también
lo Envió a ellos diciendo: "Tendrán respeto a mi hijo."
7
Pero aquellos labradores dijeron entre Sí: "Este es el heredero. Venid,
matémosle, y la heredad Será nuestra."
8
Y le prendieron, lo mataron y le echaron fuera de la viña.
9
¿Qué, pues, Hará el señor de la viña?
Vendrá, Destruirá a los labradores y Dará la viña
a otros.
10
¿No habéis Leído esta Escritura: La piedra que desecharon
los edificadores, ésta fue hecha cabeza del ángulo;
11
de parte del Señor Sucedió esto, y es maravilloso en nuestros
ojos?
12
Ellos procuraban prenderle, pero Temían a la multitud, porque Sabían
que en aquella Parábola se Había referido a ellos. Y
Dejándole, se fueron.
13
Entonces enviaron a él algunos de los fariseos y de los herodianos
para que le sorprendiesen en alguna palabra.
14
Y viniendo le dijeron: --Maestro, sabemos que eres hombre de verdad y que
no te cuidas de nadie; porque no miras la apariencia de los hombres, sino
que con verdad enseñas el camino de Dios. ¿Es Lícito dar
tributo al César, o no? ¿Daremos o no daremos?
15
Entonces él, como Entendió la Hipocresía de ellos, les
dijo: --¿Por qué me Probáis? Traedme un denario para que
lo vea.
16
Se lo trajeron, y él les dijo: --¿De quién es esta imagen
y esta Inscripción? Le dijeron: --Del César.
17
Entonces Jesús les dijo: --Dad al César lo que es del César,
y a Dios lo que es de Dios. Y se maravillaban de él.
18
Entonces vinieron a él unos saduceos, quienes dicen que no hay
Resurrección, y le preguntaron diciendo:
19
--Maestro, Moisés nos Escribió que si el hermano de alguno
muere y deja mujer y no deja hijos, su hermano tome la mujer y levante
descendencia a su hermano.
20
Había siete hermanos. El primero Tomó mujer, y Murió
sin dejar descendencia.
21
La Tomó el segundo y Murió sin dejar descendencia. El tercero,
de la misma manera.
22
Así los siete no dejaron descendencia. Después de todos,
Murió también la mujer.
23
En la Resurrección, cuando resuciten, puesto que los siete la tuvieron
por mujer, ¿de Cuál de ellos Será mujer?
24
Entonces Jesús les dijo: --¿No es por esto que Erráis,
porque no conocéis las Escrituras ni tampoco el poder de Dios?
25
Porque cuando resuciten de entre los muertos, no se Casarán ni se
Darán en casamiento, sino que son como los ángeles que Están
en los cielos.
26
Y con respecto a si resucitan los muertos, ¿no habéis Leído
en el libro de Moisés, Cómo le Habló Dios desde la zarza
diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob?
27
Dios no es Dios de muertos, sino de vivos. Vosotros Erráis mucho.
28
Se le Acercó uno de los escribas al Oírles discutir; y
Dándose cuenta de que Jesús Había respondido bien, le
Preguntó: --¿Cuál es el primer mandamiento de todos?
29
Jesús le Respondió: --El primero es: Escucha, Israel: El
Señor nuestro Dios, el Señor uno es.
30
Y Amarás al Señor tu Dios con todo tu Corazón, con toda
tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.
31
El segundo es éste: Amarás a tu Prójimo como a ti mismo.
No hay otro mandamiento mayor que estos dos.
32
Entonces el escriba le dijo: --Bien, Maestro. Has dicho la verdad: Dios es
uno, y no hay otro aparte de él;
33
y amarle con todo el Corazón, con todo el entendimiento, y con todas
las fuerzas, y amar al Prójimo como a Sí mismo, vale Más
que todos los holocaustos y sacrificios.
34
Y viendo Jesús que Había respondido sabiamente, le dijo: --No
Estás lejos del reino de Dios. Ya nadie se Atrevía a hacerle
Más preguntas.
35
Mientras estaba enseñando en el templo, Jesús respondiendo
Decía: --¿Cómo es que dicen los escribas que el Cristo
es hijo de David?
36
David mismo dijo mediante el Espíritu Santo: Dijo el Señor
a mi Señor: "Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos
debajo de tus pies."
37
David mismo le llama "Señor"; ¿Cómo es, pues, su hijo?
Y la gran multitud le escuchaba con gusto.
38
Y en su enseñanza Decía: --Guardaos de los escribas, a quienes
les gusta pasearse con ropas largas y aman las salutaciones en las plazas,
39
las primeras sillas en las sinagogas y los primeros asientos en los banquetes.
40
Estos, que devoran las casas de las viudas y como pretexto hacen largas
oraciones, Recibirán mayor Condenación.
41
Estando Jesús sentado frente al arca del tesoro, observaba Cómo
el pueblo echaba dinero en el arca. Muchos ricos echaban mucho,
42
y una viuda pobre vino y Echó dos blancas, que equivalen a un cuadrante.
43
El Llamó a sus Discípulos y les dijo: --De cierto os digo que
esta viuda pobre Echó Más que todos los que echaron en el arca.
44
Porque todos han echado de su abundancia; pero ésta, de su pobreza,
Echó todo lo que Tenía, todo su sustento.
Cuando él Salía del templo, uno de sus Discípulos dijo:
--Maestro, ¡mira qué piedras y qué edificios!
2
Y Jesús le dijo: --¿Veis estos grandes edificios? Aquí
no Quedará piedra sobre piedra que no sea derribada.
3
Estando él sentado en el monte de los Olivos frente al templo, Pedro,
Jacobo, Juan y Andrés le preguntaban aparte:
4
--Dinos, ¿Cuándo Sucederán estas cosas? ¿Y qué
señal Habrá cuando todas estas cosas estén por cumplirse?
5
Jesús Comenzó a decirles: --Mirad que nadie os engañe.
6
Muchos Vendrán en mi nombre diciendo: "Yo soy", y Engañarán
a muchos.
7
Pero cuando Oigáis de guerras y de rumores de guerras, no os
turbéis. Es necesario que Así suceda, pero Todavía no
es el fin.
8
Porque se Levantará Nación contra Nación y reino contra
reino. Habrá terremotos por todas partes. Habrá hambres. Estos
son principio de dolores.
9
Pero vosotros, mirad por vosotros mismos. Porque os Entregarán en
los concilios, y seréis azotados en las sinagogas. Por mi causa
seréis llevados delante de gobernadores y de reyes, para testimonio
a ellos.
10
Es necesario que primero el evangelio sea predicado a todas las naciones.
11
Cuando os lleven para entregaros, no os preocupéis por lo que Hayáis
de decir. Más bien, hablad lo que os sea dado en aquella hora; porque
no sois vosotros los que Habláis, sino el Espíritu Santo.
12
El hermano Entregará a muerte a su hermano, y el padre a su hijo.
Se Levantarán los hijos contra sus padres y los Harán morir.
13
Y seréis aborrecidos de todos, por causa de mi nombre. Pero el que
persevere hasta el fin, éste Será salvo.
14
Pero cuando Veáis que la Abominación desoladora se ha establecido
donde no debe estar (el que lee, entienda), entonces los que estén
en Judea huyan a los montes.
15
El que esté en la azotea no descienda ni entre para sacar algo de
su casa,
16
y el que esté en el campo no vuelva Atrás para tomar su manto.
17
¡Ay de las que estén encintas y de las que Críen en aquellos
Días!
18
Orad, pues, que no acontezca en invierno.
19
Porque aquellos Días Serán de Tribulación como nunca
ha habido desde el principio de la Creación que Dios Creó,
hasta ahora, ni Habrá Jamás.
20
Si el Señor no hubiese acortado aquellos Días, no se Salvaría
nadie; pero por causa de los escogidos que él Eligió, él
ha acortado aquellos Días.
21
Entonces, si alguien os dice: "He Aquí, Aquí Está el
Cristo", o "He Allí, Allí Está", no le Creáis.
22
Porque se Levantarán falsos cristos y falsos profetas, y Harán
señales y maravillas para engañar, de ser posible, a los escogidos.
23
Pero vosotros, ¡mirad! Os lo he dicho todo de antemano.
24
Entonces en aquellos Días, después de aquella Tribulación,
el sol se Oscurecerá, y la luna no Dará su resplandor.
25
Las estrellas Caerán del cielo, y los poderes que Están en
los cielos Serán sacudidos.
26
Entonces Verán al Hijo del Hombre viniendo en las nubes con gran poder
y gloria.
27
Después Enviará a sus ángeles y Reunirá a sus
escogidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo
del cielo.
28
De la higuera aprended la Parábola: Cuando su rama ya Está
tierna y brotan sus hojas, sabéis que el verano Está cerca.
29
Así también vosotros, cuando Veáis que suceden estas
cosas, sabed que Está cerca, a las puertas.
30
De cierto os digo que no Pasará esta Generación hasta que todas
estas cosas sucedan.
31
El cielo y la tierra Pasarán, pero mis palabras no Pasarán.
32
Pero acerca de aquel Día o de la hora, nadie sabe; ni siquiera los
ángeles en el cielo, ni aun el Hijo, sino Sólo el Padre.
33
Mirad y velad, porque no sabéis Cuándo Será el tiempo.
34
Será como el hombre que al salir de viaje Dejó su casa y dio
autoridad a sus siervos, a cada uno su obra, y al portero Mandó que
velase.
35
Velad, pues, porque no sabéis Cuándo Vendrá el Señor
de la casa, sea a la tarde, a la medianoche, al canto del gallo o a la
mañana;
36
no sea que cuando vuelva de repente os halle durmiendo.
Dos Días después era la Pascua y la fiesta de los panes sin
levadura. Y los principales sacerdotes y los escribas estaban buscando Cómo
prenderle por engaño y matarle,
2
pues Decían: "No en la fiesta, de modo que no se haga alboroto en
el pueblo."
3
Estando él en Betania sentado a la mesa en casa de Simón el
leproso, vino una mujer que Tenía un frasco de alabastro con perfume
de nardo puro de gran precio. Y quebrando el frasco de alabastro, lo
Derramó sobre la cabeza de Jesús.
4
Pero Había Allí algunos que se indignaron entre Sí y
dijeron: --¿Para qué se ha hecho este desperdicio de perfume?
5
Porque Podría haberse vendido este perfume por Más de trescientos
denarios y haberse dado a los pobres. Y murmuraban contra ella,
6
pero Jesús dijo: --Dejadla. ¿Por qué la Molestáis?
Ella ha hecho una buena obra conmigo.
7
Porque siempre tenéis a los pobres con vosotros, y cuando queréis
les podéis hacer bien; pero a Mí no siempre me tenéis.
8
Ella ha hecho lo que Podía, porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo
para la sepultura.
9
De cierto os digo que dondequiera que sea predicado este evangelio en todo
el mundo, también lo que ésta ha hecho Será contado
para memoria de ella.
10
Entonces Judas Iscariote, uno de los doce, fue a los principales sacerdotes
para Entregárselo.
11
Ellos, al Oírlo, se alegraron y prometieron darle dinero. Y él
buscaba Cómo entregarle en un momento oportuno.
12
El primer Día de la fiesta de los panes sin levadura, cuando sacrificaban
el cordero de la Pascua, sus Discípulos le dijeron: --¿Dónde
quieres que vayamos y hagamos los preparativos para que comas la Pascua?
13
El Envió a dos de sus Discípulos y les dijo: --Id a la ciudad,
y os Saldrá al encuentro un hombre llevando un Cántaro de agua.
Seguidle;
14
y donde entre, decid al dueño de casa: "El Maestro dice:
'¿Dónde Está mi Habitación donde he de comer la
Pascua con mis Discípulos?'"
15
Y él os Mostrará un gran aposento alto ya dispuesto y preparado.
Preparad Allí para nosotros.
16
Salieron sus Discípulos, entraron en la ciudad, hallaron como les
Había dicho y prepararon la Pascua.
17
Al atardecer fue con los doce;
18
y cuando estaban sentados a la mesa comiendo, Jesús dijo: --De cierto
os digo que uno de vosotros, el que come conmigo, me va a entregar.
19
Entonces comenzaron a entristecerse y a decirle uno tras otro: --¿Acaso
seré yo?
20
El les dijo: --Es uno de los doce, el que moja el pan conmigo en el plato.
21
A la verdad, el Hijo del Hombre va, tal como Está escrito de él.
Pero ¡ay de aquel hombre por quien es entregado el Hijo del Hombre!
Bueno le fuera a aquel hombre no haber nacido.
22
Mientras ellos Comían, Jesús Tomó pan y lo bendijo;
lo Partió, les dio y dijo: --Tomad; esto es mi cuerpo.
23
Tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio; y bebieron todos de ella.
24
Y él les dijo: --Esto es mi sangre del pacto, la cual es derramada
a favor de muchos.
25
De cierto os digo que no beberé Más del fruto de la vid, hasta
aquel Día cuando lo beba nuevo en el reino de Dios.
26
Y después de cantar un himno, salieron al monte de los Olivos.
27
Entonces Jesús les dijo: --Todos os escandalizaréis de Mí;
porque escrito Está: Heriré al pastor, y Serán dispersadas
las ovejas.
28
Pero después de haber resucitado, iré delante de vosotros a
Galilea.
29
Entonces Pedro le dijo: --Aunque todos sean escandalizados, yo no.
30
Jesús le dijo: --De cierto te digo que hoy, en esta noche, antes que
el gallo haya cantado dos veces, Tú me Negarás tres veces.
31
Pero él Decía con mayor insistencia: --Aunque me sea necesario
morir contigo, Jamás te negaré. También todos Decían
lo mismo.
32
Llegaron al lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus Discípulos:
--Sentaos Aquí, mientras yo oro.
33
Tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y Comenzó a entristecerse
y a angustiarse.
34
Y les dijo: --Mi alma Está muy triste, hasta la muerte. Quedaos Aquí
y velad.
35
Pasando un poco adelante, se postraba en tierra y oraba que de ser posible,
pasase de él aquella hora.
36
Decía: --¡Abba, Padre, todo es posible para ti! ¡Aparta
de Mí esta copa! Pero no lo que yo quiero, sino lo que Tú quieres.
37
Volvió y los Halló durmiendo, y le dijo a Pedro: --Simón,
¿duermes? ¿No has podido velar una sola hora?
38
Velad y orad, para que no entréis en Tentación. El Espíritu
a la verdad Está dispuesto, pero la carne es débil.
39
De nuevo se Apartó y Oró diciendo las mismas palabras.
40
Cuando Volvió otra vez, los Halló durmiendo, porque sus ojos
estaban cargados de sueño. Y no Sabían qué responderle.
41
Volvió por tercera vez y les dijo: --¿Todavía Estáis
durmiendo y descansando? Basta ya. La hora ha venido. He Aquí, el
Hijo del Hombre es entregado en manos de los pecadores.
42
¡Levantaos, vamos! He Aquí, Está cerca el que me entrega.
43
En seguida, mientras él Aún hablaba, Llegó Judas, uno
de los doce, y con él una multitud con espadas y palos, de parte de
los principales sacerdotes, de los escribas y de los ancianos.
44
El que le entregaba les Había dado señal diciendo: "Al que
yo bese, ése es. Prendedle y llevadle con seguridad."
45
Cuando Llegó, de inmediato se Acercó a él y dijo:
--¡Rabí! Y le Besó.
46
Entonces ellos le echaron mano y le prendieron;
47
pero uno de los que estaban Allí, sacando su espada, Hirió
al siervo del sumo sacerdote y le Cortó la oreja.
48
Jesús Respondió y les dijo: --¿Como contra un asaltante
habéis salido con espadas y palos para prenderme?
49
Cada Día yo estaba delante de vosotros enseñando en el templo,
y no me prendisteis. Pero Así es, para que se cumplan las Escrituras.
50
Entonces todos los suyos le abandonaron y huyeron.
51
Pero cierto joven, habiendo cubierto su cuerpo desnudo con una Sábana,
le Seguía; y le prendieron.
52
Pero él, dejando la Sábana, Huyó desnudo.
53
Llevaron a Jesús ante el sumo sacerdote; y se reunieron con él
todos los principales sacerdotes, los ancianos y los escribas.
54
Y Pedro le Siguió de lejos hasta dentro del patio del sumo sacerdote,
y estaba sentado con los guardias y se calentaba ante el fuego.
55
Los principales sacerdotes y todo el Sanedrín buscaban testimonio
contra Jesús, para entregarle a muerte; pero no lo hallaban.
56
Porque muchos daban falso testimonio contra Jesús, pero sus testimonios
no concordaban.
57
Entonces se levantaron unos, y dieron falso testimonio contra él diciendo:
58
--Nosotros le Oímos decir: "Yo derribaré este templo que ha
sido hecho con manos, y en tres Días edificaré otro hecho sin
manos."
59
Pero ni aun Así concordaba el testimonio de ellos.
60
Entonces el sumo sacerdote se Levantó en medio y Preguntó a
Jesús diciendo: --¿No respondes nada? ¿Qué testifican
éstos contra ti?
61
Pero él callaba y no Respondió nada. Otra vez el sumo sacerdote
le Preguntó y le dijo: --¿Eres Tú el Cristo, el Hijo del
Bendito?
62
Jesús le dijo: --Yo soy. Y Además, veréis al Hijo del
Hombre sentado a la diestra del Poder y viniendo con las nubes del cielo.
63
Entonces el sumo sacerdote Rasgó su vestidura y dijo: --¿Qué
Más necesidad tenemos de testigos?
64
Vosotros habéis Oído la blasfemia. ¿Qué os parece?
Y todos ellos le condenaron como reo de muerte.
65
Algunos comenzaron a escupirle, a cubrirle la cara y a darle de bofetadas,
diciendo: --¡Profetiza! También los guardias le recibieron a
bofetadas.
66
Estando Pedro abajo en el patio, vino una de las criadas del sumo sacerdote.
67
Cuando vio a Pedro Calentándose, se Fijó en él y le
dijo: --Tú también estabas con Jesús de Nazaret.
68
Pero él Negó diciendo: --No lo conozco, ni sé lo que
dices. Y Salió afuera a la entrada, y el gallo Cantó.
69
Cuando la criada le vio, Comenzó otra vez a decir a los que estaban
Allí: --Este es uno de ellos.
70
Pero él Negó otra vez. Poco después, los que estaban
Allí Decían otra vez a Pedro: --Verdaderamente Tú eres
uno de ellos, porque eres galileo.
71
Pero él Comenzó a maldecir y a jurar: --¡No conozco a
este hombre de quien Habláis!
72
Y en seguida Cantó el gallo por segunda vez, y Pedro se Acordó
de la palabra, como Jesús le Había dicho: "Antes que cante
el gallo dos veces, Tú me Negarás tres veces." Y pensando en
esto, lloraba.
Y luego, muy de mañana, cuando los principales sacerdotes ya Habían
consultado con los ancianos, con los escribas y con todo el Sanedrín,
después de atar a Jesús, le llevaron y le entregaron a Pilato.
2
Y Pilato le Preguntó: --¿Eres Tú el rey de los Judíos?
Y respondiendo le dijo: --Tú lo dices.
3
Los principales sacerdotes le acusaban de muchas cosas.
4
Pero Pilato le preguntaba de nuevo diciendo: --¿No respondes nada? Mira
de Cuántas cosas te acusan.
5
Pero Jesús aun con eso no Respondió nada, de modo que Pilato
se maravillaba.
6
En la fiesta Pilato Solía soltarles un preso, el que pidiesen.
7
Y Había uno que se llamaba Barrabás, preso con los rebeldes
que Habían cometido homicidio en la Insurrección.
8
La multitud se Levantó y Comenzó a pedir que les hiciese como
acostumbraba.
9
Entonces Pilato les Respondió diciendo: --¿Queréis que
yo os suelte al rey de los Judíos?
10
Porque Sabía que por envidia le Habían entregado los principales
sacerdotes.
11
Pero los principales sacerdotes incitaron a la multitud para que les soltase
Más bien a Barrabás.
12
De nuevo intervino Pilato y les Decía: --¿Qué, pues,
queréis que haga con el que Llamáis "el rey de los Judíos"?
13
De nuevo gritaron: --¡Crucifícale!
14
Entonces Pilato les dijo: --¿Pues, qué mal ha hecho? Pero lanzaron
gritos aun Más fuertes: --¡Crucifícale!
15
Entonces Pilato, queriendo satisfacer al pueblo, les Soltó a
Barrabás y Entregó a Jesús, después de azotarle,
para que fuese crucificado.
16
Entonces los soldados le llevaron dentro del atrio, que es el Pretorio, y
convocaron a toda la Compañía.
17
Le vistieron de Púrpura; y habiendo entretejido una corona de espinas,
se la pusieron
18
y comenzaron a aclamarle: --¡Viva, rey de los Judíos!
19
También le golpeaban la cabeza con una caña, le Escupían
y puestos de rodillas le Rendían homenaje.
20
Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron el manto de Púrpura
y le pusieron su propia ropa. Entonces le sacaron para crucificarle.
21
Obligaron a uno que pasaba viniendo del campo, a un cierto Simón de
Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, a que cargara la cruz de Jesús.
22
Y le llevaron al lugar llamado Gólgota, que traducido es lugar de
la Calavera.
23
Le dieron vino mezclado con mirra, pero él no lo Tomó.
24
Y le crucificaron, y repartieron sus vestiduras, echando suertes sobre ellas
para ver qué se Llevaría cada uno.
25
Era la hora tercera cuando le crucificaron.
26
El Título de su Acusación estaba escrito: EL REY DE LOS JUDIOS.
27
Y con él crucificaron a dos ladrones, uno a su derecha y otro a su
izquierda.
28
Y se Cumplió la Escritura que dice: Y fue contado con los inicuos.
29
Y los que pasaban le insultaban, meneando sus cabezas y diciendo: --¡Ah!
Tú que derribas el templo y lo edificas en tres Días,
30
¡Sálvate a ti mismo y desciende de la cruz!
31
De igual manera, Burlándose de él entre ellos mismos, los
principales sacerdotes junto con los escribas Decían: --A otros
Salvó; a Sí mismo no se puede salvar.
32
¡Que el Cristo, el rey de Israel, descienda ahora de la cruz para que
veamos y creamos! También los que estaban crucificados con él
le injuriaban.
33
Cuando Llegó la hora sexta, Descendió oscuridad sobre toda
la tierra, hasta la hora novena.
34
Y en la hora novena Jesús Exclamó a gran voz, diciendo:
--¡Eloi, Eloi! ¿Lama sabactani? --que traducido quiere decir: Dios
Mío, Dios Mío, ¿por qué me has desamparado?--.
35
Al Oírle, algunos de los que estaban Allí Decían: --He
Aquí, llama a Elías.
36
Corrió uno y Empapó una esponja en vinagre, la puso en una
caña y le dio a beber, diciendo: --Dejad, veamos si viene Elías
a bajarle.
37
Pero Jesús, dando un fuerte grito, Expiró.
38
Y el velo del templo se Rasgó en dos, de arriba abajo.
39
El Centurión que estaba de pie delante de él, cuando vio que
Había muerto de esta manera, dijo: --¡Verdaderamente este hombre
era Hijo de Dios!
40
También estaban Allí algunas mujeres, mirando desde lejos.
Entre ellas se encontraban María Magdalena, María la madre
de Jacobo el Menor y de José, y Salomé.
41
Cuando Jesús estaba en Galilea, éstas le Seguían y le
Servían. También Había muchas otras que Habían
subido con él a Jerusalén.
42
Cuando ya Atardecía, siendo el Día de la Preparación,
es decir, la Víspera del Sábado,
43
Llegó José de Arimatea, miembro ilustre del concilio, quien
también esperaba el reino de Dios, y Entró osadamente a Pilato
y le Pidió el cuerpo de Jesús.
44
Pilato se Sorprendió de que ya hubiese muerto. Y llamando al
Centurión, le Preguntó si ya Había muerto.
45
Una vez informado por el Centurión, Concedió el cuerpo a
José.
46
Comprando una Sábana y Bajándole de la cruz, José lo
Envolvió en la Sábana y lo puso en un sepulcro que Había
sido cavado en una peña. Luego hizo rodar una piedra a la entrada
del sepulcro.
47
María Magdalena y María la madre de José miraban Dónde
le Ponían.
Cuando Pasó el Sábado, María Magdalena, María
madre de Jacobo, y Salomé compraron especias Aromáticas para
ir a ungirle.
2
Muy de mañana, el primer Día de la semana, fueron al sepulcro
apenas salido el sol,
3
y Decían una a otra: --¿Quién nos Removerá la piedra
de la entrada del sepulcro?
4
Pero cuando miraron, vieron que la piedra ya Había sido removida,
a pesar de que era muy grande.
5
Y cuando entraron en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho,
vestido de una larga ropa blanca, y se asustaron.
6
Pero él les dijo: --No os asustéis. Buscáis a Jesús
de Nazaret, quien fue crucificado. ¡Ha resucitado! No Está
Aquí. He Aquí el lugar donde le pusieron.
7
Pero id, decid a sus Discípulos, y a Pedro, que él va delante
de vosotros a Galilea. Allí le veréis, como os dijo.
8
Ellas salieron y huyeron del sepulcro, porque temblaban y estaban presas
de espanto. Y no dijeron nada a nadie, porque Tenían miedo.
9
Una vez resucitado Jesús, muy de mañana en el primer Día
de la semana, Apareció primeramente a María Magdalena, de la
cual Había echado siete demonios.
10
Ella fue y lo Anunció a los que Habían estado con él,
que estaban tristes y lloraban.
11
Pero cuando ellos oyeron que estaba vivo y que Había sido visto por
ella, no lo creyeron.
12
Después Apareció en otra forma a dos de ellos que iban caminando
hacia el campo.
13
Ellos fueron y lo anunciaron a los Demás, pero tampoco a ellos les
creyeron.
14
Luego, Apareció a los once cuando estaban sentados a la mesa, y les
Reprendió por su incredulidad y dureza de Corazón, porque no
Habían Creído a los que le Habían visto resucitado.
15
Y les dijo: "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
16
El que cree y es bautizado Será salvo; pero el que no cree Será
condenado.
17
Estas señales Seguirán a los que creen: En mi nombre Echarán
fuera demonios, Hablarán nuevas lenguas,
18
Tomarán serpientes en las manos, y si llegan a beber cosa venenosa,
no les Dañará. Sobre los enfermos Pondrán sus manos,
y Sanarán."
19
Después que les Habló, el Señor Jesús fue recibido
arriba en el cielo y se Sentó a la diestra de Dios.
20
Y ellos salieron y predicaron en todas partes, actuando con ellos el Señor
y confirmando la palabra con las señales que Seguían.